El acto tuvo lugar el sábado 14 de junio en la capilla Nuestra Señora de la Consolación de la curia general de los Agustinos Recoletos donde fueron trasladados los restos mortales del padre Jenaro el día anterior. El sacerdote y religioso fallecido en accidente de tráfico el año 1972 vivió durante 14 años en la curia general que la Orden tiene en Roma.
En la homilía, el Cardenal reflexionó sobre la llamada y la misión de los Apóstoles para destacar que el inicio del proceso de beatificación significa que el testimonio de Jenaro es propuesto como un ejemplo de vida. “Tenemos necesidad de figuras capaces de indicarnos el camino a seguir, que nos muestren cómo vivir la vida cristiana. No necesitamos teorías de cuestiones abstractas sino ejemplos de vida… Benedicto XVI en la encíclica sobre la Esperanza propone la vida de los santos como uno de las fuentes de la esperanza. Los santos son como luces que indican el camino para orientar la barca que atraviesa el mar de la vida… La apertura del proceso de beatificación del padre Jenaro Fernández nos indica el camino a seguir”.
El Cardenal Re mencionó que Jenaro había vivido en esta casa hace 36 años y que murió a causa de un accidente de tráfico. Recordó que era nacido en España, en el seno de una familia muy devota que dio a la Iglesia dos religiosos agustinos recoletos, dos religiosas y un sacerdote diocesano… Gran parte de su vida la pasó en la capital italiana desempeñando un importante papel en el Concilio Vaticano II. “De su figura—dijo el Cardenal– me impresionan tres aspectos: En primer lugar, su amor a la Iglesia, era un enamorado de la Iglesia y tenía un gran afecto y devoción al Papa. También la disponibilidad para hacer la voluntad el Señor. En las manos de Dios se sentía seguro, aceptaba su voluntad, bien a través de los superiores o a través de una serie de circunstancias de la vida. Y el tercer aspecto que emerge con gran fuerza al contemplar su figura es el gran amor que tenía a Dios y al prójimo”
Camino a seguir
El Prefecto de la Congregación de Obispos recordó que Jenaro “era un religioso sencillo, inteligente, entregado, muy generoso en prestarse a diversas iniciativas pastorales, culturales o de servicio a la Orden. El padre Fernández tenía un gran amor a Dios y este amor a Dios le ha llevado a un gran amor al prójimo. No se puede amar a Dios si no se ama también al prójimo, esta es la razón por la que el padre Jenaro amaba mucho al prójimo porque tenía un gran amor a Dios. Este bello ejemplo de de vida religiosa se verá con mayor profundidad en la medida en que avance el itinerario para la beatificación. La lección que podemos aprender de Jenaro como síntesis de su vida es que tenía esos dos amores y que si no se tienen esos dos grandes amores en el corazón no se puede ser un buen cristiano”
Antes de concluir la celebración el Prior General agradeció al Cardenal Giovanni Battista Re, Hermano General de la Orden, su afecto a la Orden de Agustinos Recoletos Celebración sencilla
Concelebraron con el Cardenal Giovanni Battista Re el Prior General de la Orden, Javier Guerra Ayala, los religiosos de la comunidad de la curia general, el prior provincial de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva, Miguel Ángel Hernández, Jesús Berdonces y un grupo de agustinos recoletos del Colegio San Ildefonso y de la Parroquia Nuestra Señora de la Consolación. También asistieron los sobrinos del padre Jenaro que vinieron desde España y Argentina, miembros de la fraternidad seglar, algunos de los testigos que conocieron personalmente al padre Jenaro y los fieles que habitualmente vienen a la capilla.
Bendición y agradecimiento
Al terminar la eucaristía el Cardenal Re se dirigió al sarcófago donde reposan ahora los restos mortales del padre Jenaro Fernández y lo bendijo. Antes de concluir la celebración el Prior General agradeció al Cardenal Giovanni Battista Re, Hermano General de la Orden, su afecto a la Orden de Agustinos Recoletos, manifestado en tantas ocasiones, y su amabilidad por presidir esta celebración. También agradeció a todos los presentes su participación y les invitó a compartir la común alegría y un aperitivo con la comunidad. A los presentes se les obsequió con el nuevo libro de la Colección Cuadernos de Recolección “P. Gennaro Fernández. Se non sono santo, per cosa voglio la vita?”, escrito por el padre Ángel Martínez Cuesta y publicado en italiano.