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Mi sueño para la provincia es que los hermanos caminen juntos en el espíritu de «anima una, cor unum in Deum», siempre en la sinodalidad”. Con estas palabras, Fr. José Ernil Almayo, expresa su deseo más profundo para la Orden.
Nacido el 25 de julio de 1971 en Banga, South Cotabato, Ernil conoció la Orden gracias a la presencia y testimonio de las Agustinas Recoletas, quienes dirigían una escuela en su localidad. “Fui a esa escuela y la campaña vocacional de 
las hermanas era muy fuerte en ese momento”, recuerda. Esa influencia llevó a muchos jóvenes, incluido él, a ingresar al seminario de los Agustinos Recoletos en Baguio.
En 1993, emitió sus votos simples y en 1997 fue ordenado sacerdote. Su ministerio comenzó en el ámbito educativo, trasladándose posteriormente a Roma para especializarse en filosofía en la Universidad Gregoriana. A su regreso, tuvo experiencias pastorales en diferentes comunidades de Baguio y Cebu.
A partir de 2015, asumió un nuevo desafío al ser nombrado secretario provincial, un cargo que ha desempeñado durante tres periodos. “Al principio fue muy difícil, porque aún estaba intentando comprender los detalles de ser secretario de la provincia”, admite. Sin embargo, con el tiempo, la experiencia le permitió desarrollar su labor con mayor fluidez: “A medida que te adentras en los detalles, conoces más y las cosas se vuelven más fáciles”.
El próximo mes de mayo, la Provincia San Ezequiel Moreno celebrará su IX Capítulo Provincial. Refiriéndose al informe sobre el estado de la provincia, Fr. Almayo destaca las prioridades: “Debemos abordar temas como la formación permanente, el ministerio vocacional y nuestras misiones, entre otros aspectos importantes”. También resalta la importancia de la colaboración dentro de la familia recoleta:
“Estoy feliz de que las comunidades agustino recoletas estén avanzando en su proyecto de su vida y misión, especialmente en la colaboración con los laicos”.
Con su servicio y testimonio, Fr. Ernil encarna el espíritu de sinodalidad dentro de la Orden, convencido de que la clave está en caminar juntos en la fe y en la misión.