Cuando el entonces Cardenal Robert Prevost, O.S.A. fue nombrado prefecto del Dicasterio para los Obispos, la Orden de Agustinos Recoletos le envió una carta de felicitación. Su respuesta, sencilla y profunda, es hoy —a la luz de su elección como Papa León XIV— un hermoso testimonio de comunión eclesial y fraternidad agustiniana. Este intercambio de palabras es mucho más que una cortesía institucional: es una manifestación del espíritu que compartimos y que hoy nos anima a seguir caminando con esperanza junto al nuevo Pontífice.
Una felicitación que nace del corazón
El 2 de febrero de 2023, el Prior general, Fray Miguel Ángel Hernández, OAR, dirigía una carta al recién nombrado prefecto del Dicasterio para los Obispos. En ella, le expresaba —en nombre de toda la familia agustino recoleta— la alegría por su nombramiento y la gratitud por su cercanía a los religiosos en Perú, especialmente en Chiclayo.
“Nos alegramos por la confianza que el Papa Francisco ha depositado en su persona. Cuente con nuestras oraciones en estos tiempos de sinodalidad, para que pueda ejercer su nueva misión en clave de comunión.”
La respuesta: un eco fraterno que resuena más fuerte hoy
Ese mismo día, Robert Prevost respondió con pocas palabras, pero cargadas de sentido:
“Es un hermoso gesto de fraternidad que manifiesta el espíritu agustiniano que compartimos.”
Añadía además un testimonio concreto:
“He estado muy contento de acompañar un poco más de cerca a los hermanos en la parroquia Nuestra Señora de la Consolación durante estos años, y he sentido muy profundamente el valioso apoyo de los obispos OAR en la conferencia episcopal peruana.”
Hoy, esas líneas se leen con una emoción nueva: el que fue nuestro hermano de misión es ahora nuestro Pastor universal. Su gratitud sencilla y su aprecio por los Agustinos Recoletos siguen siendo fuente de aliento y compromiso.
Un Papa con historia agustiniana en Perú
Durante su servicio como obispo de Chiclayo (2015–2023), Mons. Prevost fue una figura pastoral muy cercana a la comunidad recoleta. Participó activamente en la vida eclesial del país, defendiendo causas sociales, apoyando a los migrantes, y promoviendo una Iglesia misionera, fraterna y comprometida.
Sus años en Perú dejaron huella: acompañó procesiones, promovió campañas de caridad, denunció injusticias y vivió la misión como servicio comunitario. Desde las calles de Chiclayo hasta los espacios de la Conferencia Episcopal Peruana, su presencia fue testimonio de un pastor con alma agustiniana.
Caminar con el Papa: fraternidad, comunión y esperanza
Este cruce de cartas no es solo una anécdota. Es un signo del vínculo espiritual que une a la Orden de San
Agustín con el nuevo Papa. Nos recuerda que la fraternidad eclesial no es un ideal abstracto, sino una experiencia concreta de afecto, de comunión, de misión compartida.
Y nos renueva en una certeza: hoy caminamos con el Papa, pero no como extraños, sino como hermanos. León XIV lleva en su corazón una historia compartida, un carisma que también es nuestro y una esperanza que es para toda la Iglesia.
Sigamos juntos el camino
Desde la Orden de Agustinos Recoletos nos unimos con gratitud, oración y alegría al Papa León XIV. Le damos gracias por su vida entregada, por su testimonio de fe misionera, y por este gesto de fraternidad que nos anima a seguir caminando con el corazón en comunión y los pies en salida.