Sus cimientos, columnas y paredes están hechos de hierro. El templo busca ayuda para emprender una restauración a fondo que proteja el metal de la humedad y el óxido. Durante este año se viene celebrando el 400 aniversario de la llegada de la Nuestra Señora del Monte Carmelo a Filipinas
Todo absolutamente es de acero. Así es la Basílica menor de San Sebastián, en Manila (Filipinas). Su historia, su devoción a la Nuestra Señora del Monte Carmelo que preside la iglesia y su particularidad le ha convertido en uno de los templos más importante de la Orden de Agustinos Recoletos en el país. Es la única iglesia de acero en Filipinas, probablemente también de Asia y, según los investigadores, puede tratarse de la primera iglesia construida en metal en la historia.
Actualmente, la Basílica de San Sebastián forma parte del patrimonio nacional de Filipinas. «Es un icono de la fe filipina». Así lo valora el párroco del templo, el agustino recoleto Antonio Zabala. «Estamos orgullosos como Recoletos de que nos pertenezca esta construcción», afirma.
En 1880, el anterior templo que se levantaba en el mismo terreno fue destruido. Las instituciones públicas cerraron al culto el edifico -o lo que quedaba de él-. Se sugirió la posibilidad entonces de que se construyera de metal.
«En aquel tiempo el acero ya estaba siendo utilizado en el ferrocarril, en los trenes, en los mercados públicos, pero apenas se había utilizado en la Iglesia», explica Rene Paglinawan, prior de la comunidad de agustinos recoletos en la parroquia.
Lo que comenzó como sugerencia, a los frailes agustinos recoletos le gustó aprobaron que la nueva iglesia que se edificara sobre la derruida debería ser de metal.
¿Por qué una iglesia de metal?
Los agustinos recoletos decidieron emprender el reto de construir una iglesia de acero con el objetivo de combatir tres problemas. El primero de ellos, los terremotos que hacen temblar el país filipino con asiduidad.
Asimismo, una iglesia de metal evitaría incendio, que son tan comunes en Filipinas. Por último, porque de esta forma se evitaba que las termitas se comieran las estructuras y volvieran a derruir el edificio.
El arquitecto del gran y ‘férreo’ templo fue Genaro Palacios. No obstante, según apuntan los historiadores, Gustave Eiffel -quien anteriormente había construido la célebre ‘torre Eiffel’ de París o la estatua de la Libertad de Nueva York. Los catálogos oficiales de Eiffel hacen referencia a un posible diseño y exportación de una iglesia en Manila en 1875, trece años antes de que empezara la construcción de la iglesia de San Sebastián. Si esto fuese cierto, esto no excluiría la posibilidad de que Eiffel hubiera diseñado la estructura metálica de la iglesia.
La amenaza del óxido y la urgente restauración
El principal problema de la Basílica de San Sebastián está en su conservación. «El óxido ha sido un problema que está deteriorando la estructura original de acero», dice el párroco de San Sebastián. Para ello, la Orden de Agustinos Recoleto está llevando a cabo un programa de restauración a diez años para recuperar el esplendor de la basílica.
«Es aquí donde los filipinos se unen, y se unen con una sola fe para trabajar juntos, para asegurarse de que esta iglesia se conserve bien para la futura generación de católicos», dice Antonio Zabala.
La Virgen del Monte Carmelo: devoción filipina
Nuestra Señora del Monte Carmelo es para muchos filipinos la principal causa por el que acuden a la Basílica. En su interior, los Agustinos Recoletos conservan la primera imagen de la Virgen que llegó a Filipinas. «Fue un regalo de las monjas carmelitas de México a los Recoletos», apunta Rene Paglinawan. Fue el primer santurio de Nuestra Señora del Monte Carmelo.
Este año, la Basílica de San Sebastián celebra el 400 aniversario de la llegada de la imagen devocional a Filipinas. Proveniente de México, llegó a las islas en 1618.