Los Agustinos Recoletos, este domingo en TVE

No es común que una comunidad religiosa abra las puertas a cinco desconocidos cargados de cámaras, luces, micrófonos y monitores. Mucho menos que la comunidad en cuestión sea un noviciado en el que se procura crear un clima de recogimiento, oración y reflexión que facilite a los jóvenes el discernimiento vocacional. Pero los Agustinos Recoletos han creído oportuno compartir su vida con los espectadores de Televisión Española y, estoy seguro de ello, han acertado de lleno.

A primeros de octubre llegábamos al convento los cinco profesionales encargados de captar imágenes y sonidos del noviciado para contárselo después a la audiencia de Pueblo de Dios. Durante dos días hemos vivido intensamente las inquietudes de 13 jóvenes procedentes de seis países, de culturas diversas, con lenguas muy distintas y filosofías diferentes. Y sin embargo, todos estaban allí, bajo un mismo techo. La cámara recoge esto perfectamente: juntos en la capilla, juntos en el comedor, juntos en clase sobre san Agustín, juntos en el campo de fútbol, ensayando en el coro y cogiendo manzanas en la huerta. Lo que no podrá recoger nunca es la hospitalidad que sentimos durante los dos días que nos hospedamos en el convento, la generosidad con la que fuimos atendidos, el afecto con el que nos sentimos tratados, la comprensión hacia un trabajo –el nuestro- que no es fácil de entender.