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Eusebio Hernández: “El fundamentalismo es lo contrario al diálogo interreligioso”

P.- ¿Cuál es el motivo del Encuentro?
R.- La Asamblea Plenaria de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) -que reunió a unas 900 superioras generales en mayo de 2007- presentó cinco desafíos como argumentos más importantes de reflexión para la Unión, y uno de ellos era el “Dialogo interreligioso”. Por ello el consejo ejecutivo de este organismo decidió escoger el tema “Dialogo interreligioso, llamada de las religiones del mundo al profetismo y a la mística”, como argumento de estudio del Encuentro de Consejeras Delegadas de la UISG, que se ha celebrado en Bangalore, India, del 5 al 13 de diciembre de 2008. Además del consejo ejecutivo, que eran 7, participaron 43 delegadas de las distintas circunscripciones provenientes de todo el mundo. Eran 54 superioras generales y un servidor

P.- ¿Por qué el tema del “diálogo interreligioso?
R.- Porque es un desafío de gran actualidad e importancia. Basta pensar que de los seis mil millones de personas que hay en el mundo, los cristianos representan, más o menos, el 33 % (de los cuales el 18 % son católicos), los musulmanes el 17 %, los hindúes el 13 %, los budistas el 7 % y los judíos el 0,5 %. Hay, además, otras personas que siguen religiones tradicionales, como el Sikhism, el Jainismo, el Zoroatrismo, el Bah’ism y el Shintoismo. En el mundo de hoy ser religioso es ser interreligioso; constituye una exigencia en este mundo religioso pluralista.

P.- ¿Por qué en la India?
R.- Por la numerosa presencia de religiones existentes en ese país, por la espiritualidad de sus habitantes y por la numerosa presencia de vida religiosa en la India. La complejidad del país es enorme. La población de la India en 2001 era de 1.028 millones y está formado por 28 estados, 23 lenguas (844 diferentes dialectos), 10 religiones y tres ritos católicos (latino, sirio-malabar y sirio-malankara). El 85 % son de religión indú, el 12 % son mulsumanes, el 2,50 % cristianos y otras religiones son: sikhs, budistas, jainistas, etc. Estos esquemáticos datos nos indican la complejidad de la situación de la India.

P.- ¿Qué puede contarnos sobre la vida religiosa en este país?
R.- La Conferencia de Religiosos tiene tres secciones: sacerdotes, religiosos-hermanos y religiosas. Hay un presidente de la Conferencia y después cada sección tiene su propio presidente. Hay 292 institutos religiosos con un total de 92.000 religiosas y 20.000 religiosos. En los últimos 20 años han fundado en la India 200 nuevos institutos. Unos 45 millones de personas viven en extrema pobreza con un 1,30 dólares al día. Se habla de que el 33 % de los pobres del mundo están en la India.



Me atrevería a describir con dos palabras al pueblo de la India: acogedores-hospitalarios.
P.- ¿Qué relación hay entre el diálogo interreligioso y el fundamentalismo?
R.- El fundamentalismo es lo contrario al diálogo interreligioso. Es la utilización de la religión por razones egoístas, de poder, para conseguir objetivos económicos. Los fariseos eran fundamentalistas hipócritas ya que utilizaban la religión con fines políticos, económicos, de prestigio. Durante la reunión se recordaron algunos momentos de violencia terrible de los hindúes contra los musulmanes. En 2002 mataron a más de 2.500 musulmanes, así como contra los cristianos. Nos hablaron de la violencia en Orissa contra cristianos, en los últimos años.

P.- ¿Cuáles son las causas de esta violencia e inseguridad?
R.- Se debe al colonialismo extranjero. La India fue dominada durante 700 años por los musulmanes y sometida durante 300 años por los ingleses. Hoy los fundamentalistas hindúes, basándose en el fascismo italiano y en el nacionalismo hitleriano quieren una India para los hindúes. Consideran que los musulmanes y cristianos deberían dejar la India, que se conviertan al hinduísmo o que sirvan a los hindúes sin algún derecho. Actualmente la India tiene una población de mil millones de habitantes de los cuales 85 % son hindúes, 12 % musulmanes y el 2,5 % cristianos. El fundamentalismo está promovido por el partido llamado “Hindutva” que copió del fascismo italiano y del nacionalismo hitleriano. Cuando surgió este movimiento, en 1925, obtuvieron en las elecciones 2 parlamentarios, pero hoy día tienen 200 miembros del parlamento y gobiernan en 7 estados. El lema de ellos es: una nación, una religión, una cultura y un pueblo. Una superiora general aludió a la violencia y violación de una religiosa de su instituto en Orissa. Se habló del odio hacia los cristianos, de los ataques violentos contra iglesias, conventos y centros de religiosos.

P.- ¿Qué opinión le merece el pueblo de la India?
R.- Me atrevería a describir con dos palabras al pueblo de la India: acogedores-hospitalarios, con el “atiti devo bava”, “tilak” (ritual de la marca en la frente de sándalo), o el agua de rosa o guirnaldas; y espirituales por numerosos templos que pueblan la India y tantos gestos que implican o buscan las bendiciones de Dios.

El diálogo interreligioso

Al concluir el encuentro me pidieron que expresase mi opinión sobre el tema estudiado. Hice una reflexión que intento sintetizar brevemente. El diálogo interreligioso implica ser:

Peregrinos. Diría que el diálogo interreligioso es como proceso, un camino, un peregrinaje a la búsqueda de Dios. Pablo VI nos habla del dialogo interreligioso como personas “peregrinas que se ponen en camino para encontrar a Dios en el corazón humano”. Todos consciente o inconsciente buscamos la verdad, la belleza, la felicidad, en una palabra, buscamos a Dios. Nuestro Padre san Agustín constituye el mejor ejemplo de esa inquietud, de ese peregrinaje a la búsqueda de Dios.

Diálogo. Si todas las religiones buscan sinceramente a Dios, si el último objetivo de la vida es Dios, tenemos que dialogar sobre esa fuente de espiritualidad e inquietud que es Dios. Estamos, diría, condenados al diálogo. Pero para que este diálogo sea en profundidad tenemos que poseer una identidad espiritual propia, precisa, identificable. Sólo sabiendo quién soy yo puedo saber y conocer quién es el otro. Debemos aceptar hablar de lo que nos separa y de los valores que nos unen. Esta clara identidad espiritual específica debería movernos, impulsarnos a la coherencia y al testimonio, porque estos son los distintivos visibles, palpables de nuestra creencia y religiosidad.

Conversión. El diálogo interreligioso exige la conversión del corazón porque Dios habita en los más profundo de nuestro corazón. Es digno de recordar el gesto significativo de Juan Pablo ll, cuando el 12 de marzo de 2000, pidió perdón al mundo y a Dios por los pecados de la Iglesia durante los pasados milenios. Es necesario convertirse para evitar prejuicios, hostilidades, debemos romper barreras; buscar cercanía entre personas que ansían, anhelan unirse a Dios.

Formación. Un diálogo sin una suficiente preparación espiritual y doctrinal crearía dificultades e inquietudes personales y comunitarias. Necesitamos de la teología, de cursos especiales para profundizar en nuestra fe y en nuestra experiencia espiritual personal, antes de entrar en un diálogo provechoso con otras religiones. Para evitar el sincretismo, se necesita una clara identidad

Carisma. “El diálogo interreligioso forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia” (Vita Consecrata 102). Por lo tanto exige asumir ese reto como parte de la misión de la vida religiosa. Este diálogo será más identificable y provechoso si va acompañado del testimonio de una vida pobre, humilde, casta, cercana a los diversos contextos culturales-religiosos en los que nos movemos.

Respeto y colaboración. No hay que discriminar las personas en base a la propia conciencia religiosa. No hay que temer a las creencias religiosas, sino a los seguidores que las ponen al servicio del propio interés (peligros del fundamentalismo religioso). El diálogo interreligioso debería llevarnos a una colaboración en aquellos sectores o campos en los que las diversas creencias religiosas tienen valores comunes, como son: el compromiso por la vida, por la familia, por el amor a la naturaleza, por los desplazados, por los pobres.

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