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La Madre Esperanza Ayerbe ya descansa en la iglesia del convento de Monteagudo

El arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Mons. Francisco Pérez González, director nacional de las Obras Misionales Pontificias, presidió a las 12 del mediodía del día 5, fiesta de la Recolección Agustiniana, la eucaristía en la que estuvo presente el padre Samson Silloríquez, agustino recoleto y postulador de la causa de canonización. También asistieron la superiora general, hermana Myrian Neira; el prior general de la Orden, padre Javier Guerra; otros agustinos recoletos, los novicios y buen número de fieles.

Esperanza Ayerbe, fallecida en 1967, dejó la paz del monasterio madrileño de la Encarnación y, ante la llamada de monseñor Francisco Javier Ochoa, se trasladó, junto con otras dos monjas agustinas recoletas, a la misión de Kweitehfu, provincia de Henan, China. Su vida de oración y celo apostólico han llevado a sus propias hermanas en religión a promover el proceso de su canonización.

Las Misioneras Agustinas Recoletas deben su origen a tres monjas contemplativas que responden a la llamada del obispo. Éste, urgido por la situación de abandono de las niñas en su diócesis de Kweitehfu, acude a los monasterios de las agustinas recoletas de España pidiendo ayuda para poner remedio a una situación calamitosa.

Esperanza Ayerbe, monja del Real Monasterio de la Encarnación, en Madrid, y Ángeles García y Carmela Ruiz, monjas del Convento del Corpus Christi, en Granada, son las tres que dejaron en 1931 la vida sosegada del claustro para entrar en un ritmo de vida en el que las necesidades materiales, culturales y espirituales de la misión no permitían ni el descanso ni mirar para otra parte.

El 10 de diciembre de 1918 Esperanza Ayerbe hace su profesión religiosa con 28 años de edad, lo que significó para ella una entrega ardiente e incondicional a Cristo y a su cruz, como dejó bien expresado al elegir nombre en el momento de su profesión: Esperanza Ayerbe de la Cruz. Catorce años en el monasterio de la Encarnación alimentando sus deseos de entrega a Cristo fueron suficientes para que, ante la llamada de Mons. Francisco Javier Ochoa, su espíritu misionero se encendiera y se ofreciera para ir a la misión china de Kweitehfu.

Cerca de diez años, 1931-1941, permanece en China dedicada por entero a atender toda suerte de necesidades e irradiando bondad. Con este bagaje de experiencias misioneras y contemplativas funda, junto con el obispo Ochoa, la Congregación de Agustinas Recoletas Misioneras de María, abriendo una casa noviciado en Monteagudo.

La fundación de la congregación le obligó a tener que desplazarse a varios países para consolidar la naciente institución religiosa: Colombia, Venezuela, Argentina, Ecuador y Brasil. El 5 de junio de 1964 obtuvo la aprobación pontificia de la congregación.

Los últimos años de su vida Esperanza Ayerbe se vio envuelta en dura enfermedad que sobrellevó con serenidad hasta morir el 23 de mayo de 1967 en la casa madre que ella fundó en Monteagudo.

Reconocida como “sierva de Dios”

Ante la llamativa vida ejemplar de Esperanza Ayerbe, la hermana Rosa López, superiora general de las Misioneras Agustinas Recoletas, solicita en 1991 a la Congregación para la Causa de los Santos la autorización para abrir la causa de canonización de Esperanza. Concedida la autorización, se le faculta al padre Romualdo Rodrigo, postulador de la Orden de Agustinos Recoletos, para que entre en contacto con el arzobispo de Pamplona, monseñor José María Cirarda.



Los últimos años de su vida Esperanza Ayerbe se vio envuelta en dura enfermedad que sobrellevó con serenidad.
Tres años más tarde, el 4 de septiembre de 1994, se clausuró el proceso diocesano de la causa de canonización y el 4 de abril de 1997 la Congregación de la Causa de los Santos la reconoció "sierva de Dios".

El actual gobierno general, que dirige la hermana Myrian Neira, con el deseo de darle a conocer aún más y de que su vida de virtud sea estímulo y ejemplo para las religiosas de la propia congregación y para todo el pueblo de Dios, decidió que se procediera a la exhumación de su cuerpo.

MAR: 250 religiosas en 11 países

Unos años después del Concilio Vaticano II las Agustinas Recoletas Misioneras de María cambiaron su nombre por el actualmente conocido: Misioneras Agustinas Recoletas.

Las cerca de 250 religiosas que componen la congregación están distribuidas por once países: Argentina, Brasil, China, Colombia, Cuba, Ecuador, España, México, Perú, Taiwan y Venezuela. Esta congregación ha sufrido en su todavía corta historia la influencia secularizadora actual con un descenso notable en el ritmo de incorporaciones a la comunidad, debido principalmente al descenso de las vocaciones; fenómeno este que ha afectado más profundamente a algunos países occidentales.

Las misioneras agustinas recoletas están presentes en espacios de frontera: en varios territorios estrictamente misionales, como Lábrea (Amazonas, Brasil), Casanare (Colombia), Chota (Perú), Taiwan y Shangqiu (Henan, China); en el campo geriátrico y sanitario; en el campo educativo (en algún caso prestando atención a niños totalmente marginados, como en Barranquilla (Colombia); finalmente, con una presencia menor, en el ámbito de las parroquias.

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