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El agustino recoleto Miguel Ángel Peralta recibe un reconocimiento oficial en la ciudad de Lábrea

«Queda concedido a Frei Miguel Ángel Peralta Soret el título de Ciudadano Labreense, en los términos del Art. 1º del Decreto Legislativo nº 03, aprobado en sesión ordinaria del 26 de febrero de 2010, por los relevantes servicios prestados al pueblo de Lábrea». Así rezaba la comunicación recibida por los agustinos recoletos en la que se notificaba el reconocimiento por la labor prestada en esa ciudad brasileña a uno de los miembros de su comunidad.

Miguel Ángel Peralta ya no reside en Lábrea. En enero de 2010 se trasladó a la población de Tapauá. Los frailes de la comunidad de Lábrea inmediatamente le comunicaron la noticia y le enviaron su felicitación. Peralta quedó sorprendido y, posteriormente, se puso en contacto con el Presidente de la Cámara de Concejales y con el Prefecto para agradecerles tal distinción.

Efectivamente, el día 7 de marzo los religiosos de la comunidad recoleta fueron convocados para la entrega de este título honorífico que recogió el padre García Corcuera en nombre del interesado. El acto estaba enmarcado dentro de la celebración del aniversario de Lábrea y contó con la presencia de varios políticos estatales y otras personalidades de renombre. En varias ocasiones, el Presidente de la Cámara y el Prefecto mencionaron a Miguel Ángel Peralta, destacando la amistad que les une y agradeciendo su colaboración y asesoramiento en diversos asuntos, así como deseándole suerte en su nuevo campo de trabajo.

Centro Esperanza

Miguel Ángel Peralta, nacido en Villafranca, Navarra, fue de misionero a la prelatura de Lábrea en octubre de 1988, en la selva amazónica de Brasil. Sus primeros siete años ejerció su labor misionera en el territorio de la parroquia de Canutama. De aquí se trasladó a la ciudad de Lábrea, donde ha ejercido su ministerio durante trece años. Al principio continuó con la labor que se venía haciendo pero, dotado de una intuición especial para descubrir los problemas más urgentes de la población, potenció el Centro Esperanza, convencido de que la labor educativa con niños, adolescentes y jóvenes es una de las mejores contribuciones para que el pueblo, deprimido, un tanto resignado con su suerte y con escasas iniciativas, fuera dando pasos seguros hacia un verdadero progreso humano, cultural, laboral y social. Este año están matriculados 360 niños en el Centro Esperanza. Este misionero agustino recoleto también percibió la urgente necesidad de socorrer al hambriento para no ser cómplices de su miseria. Por eso pidió ayuda insistentemente a España para la construcción de una gran barriada de casas, que han posibilitado una vivienda digna a muchas familias sin ningún tipo de recursos, llegadas del interior de la selva. En vistas a todo esto, añadiendo su generosa dedicación pastoral, parece de justicia el reconocimiento que las autoridades de Lábrea acaban de otorgarle.

Desde 1925

Hay que añadir, no obstante, que en la persona de Miguel Ángel Peralta el Consistorio reconoce también la labor que desde 1925 los Agustinos Recoletos, a los que se unieron más tarde las Misioneras Agustinas Recoletas, van desarrollando en aquella apartada y fascinante región del Amazonas, a favor, sobre todo, de los más desfavorecidos. Todos los misioneros han entregado allí su ilusión y sus energías, y han compartido su fe; algunos han entregado la misma vida, al encontrar la muerte en el desarrollo de su ministerio, entre ellos el agustino recoleto Jesús Pardo, o la misionera agustina recoleta Cleusa Carolina Rody Coelho, de cuyo asesinato se celebra este año el vigésimo quinto aniversario.

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