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Las Ordenanzas de Vicente Mallol encauzaron la recolección en América

Si lo dicho es aplicable a cualquier capítulo, con mucha más propiedad puede decirse del próximo, que tiene como uno de sus principales objetivos la revisión a fondo del texto constitucional por el que se rige la Orden. No se trata de simples retoques de índole jurídica o de puesta a tono con los tiempos. Lo que se intenta es profundizar en la inspiración original, el llamado carisma, y hacer lo posible por expresarlo mejor y vivir con más intensidad toda su riqueza.

Dos son los textos de referencia que encierran el carisma de los agustinos recoletos, los llamados “textos carismáticos” suyos: la Regla monástica escrita por san Agustín (354-430) y la Forma de vivir que compusiera en 1589 el ilustre poeta fray Luis de León. La riqueza espiritual de estos textos venerables, una vez acrisolada, no debe perderse; no puede quedar fuera del texto constitucional, que es el que rige de hecho la vida de las comunidades y de los frailes.

Esta es la razón de que, al tiempo que la Orden escruta la voluntad de Dios sobre ella en la Iglesia actual, regrese de nuevo a los orígenes volviendo a meditar sus textos carismáticos. Éstos figuraban desde hace ya mucho tiempo en el mismo librito de las Constituciones: al comienzo la Regla, y la Forma de vivir al final. Pero este último documento estaba editado muy descuidadamente, e incluso con errores de cierto bulto. Una de las últimas decisiones de la administración que ahora concluye fue la de sustituir ese texto por una edición más cuidada, fácil de usar por cualquier religioso.

Recolección en Europa y en América

En un primer momento, la Forma de vivir se ordenó y aprobó para el brote de Recolección surgido en la provincia de Castilla de la Orden de San Agustín. Pero no es un documento único en su estilo. En realidad, formas de vivir se escribieron normalmente para todos los movimientos de reforma surgidos en las distintas órdenes a lo largo del siglo XVI y comienzos del XVII. Y lo mismo que hubo un movimiento de recolección en Castilla, también surgió otro en América, en Colombia.

El primero tomó carta de naturaleza en el capítulo provincial de 1588; el segundo, en una reunión ordinaria del consejo de la provincia de Nuestra Señora de Gracia celebrado en el convento de San Agustín de Bogotá los días 28 y 29 de junio de 1604. Fruto de esta reunión son las Ordenanzas que redactó poco más tarde el prior provincial a la sazón, padre Vicente Mallol (1567-1637).

Estas Ordenanzas han pasado sin pena ni gloria en la historia de la Orden, en parte por la poca vigencia que tuvieron, la menor significación de la recolección colombiana y por el hecho de ser un documento casi exclusivamente jurídico y, por tanto, efímero. Bien puede decirse que han sido totalmente desconocidas para los agustinos recoletos de ayer y de hoy.

Sin embargo, no dejan de ser una plasmación del mismo ideal recoleto de los orígenes. No contienen apenas elementos doctrinales o espirituales, como tiene la Forma de vivir de fray Luis de León, pero sí estructuran una forma de vida concreta, la misma básicamente que se observaba en Castilla. Por lo general, confirman lo que esta última dice y, en los casos en que se apartan del texto luisiano, lo clarifican por contraste.

Tiene, por ello, especial interés la edición que ofrecemos como documento de las Ordenanzas de la Recolección colombiana de los orígenes. Tanto más cuanto que va engarzada en un pequeño estudio comparativo con la Forma de vivir castellana; un estudio que muestra coincidencias y diferencias e intenta profundizar en las causas, así como sacar las oportunas consecuencias.

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