Mijeil Saakashvil ha agradecido la colaboración de la Orden, que de esta forma presta una gran ayuda en el campo de la problemática social propia de las olas migratorias. El presidente de esta antigua república soviética asistió a la primera eucaristía que la Iglesia Ortodoxa de Georgia celebraba el pasado 2 de junio en el templo de San Ildefonso.
La de los georgianos es la última minoría de los países del Este europeo que ha ido afluyendo a Italia; prácticamente en los últimos dos decenios, desde que este nuevo país se independizó de Rusia, en 1991. Llevaba años buscando una iglesia en la que celebrar su culto de manera estable, y lo ha encontrado en la iglesia que los agustinos recoletos construyeron en Roma entre 1667 y 1672.
No se trata de una cesión del templo. Los recoletos siguen celebrando en él dos eucaristías diarias, incluidos los domingos y festivos. Con el aval de la diócesis de Roma, los religiosos han puesto su iglesia a disposición de los hermanos ortodoxos, para que éstos tengan un lugar donde encontrarse y poder celebrar la eucaristía.
Mujeres trabajadoras
En el atrio del templo lo recibió el prior de la comunidad religiosa, Pablo Panedas, que le dio la bienvenida y recibió de él el reconocimiento por haber acogido en el templo a la comunidad nacional georgiana. También el sacerdote ortodoxo, padre Ioanne, mostró su gratitud para con los agustinos recoletos en el discurso con que acogió al presidente. Y de nuevo la reiteró éste en las palabras que dirigió a los fieles, en su mayor parte mujeres jóvenes y de mediana edad que trabajan en Italia como cuidadoras o en el servicio doméstico. Les insistió en que siguieran reuniéndose y fortaleciendo su identidad y espiritualidad, porque –dijo “los georgianos somos poca cosa cuando estamos desunidos, pero cuando estamos juntos y unidos somos imbatibles”.