El diario oficial de la Santa Sede, L’Osservatore Romano, en nota firmada por Francesco Ricupero, daba cuenta de esta iniciativa digital el pasado 4 de enero. No dejaba el periodista de reproducir algunas de las expresiones que el agustino descalzo Eugenio Cavallari, impulsor del proyecto, había empleado en su conversación telefónica: “Nuestro objetivo es el de contribuir a desbloquear con Agustín el diálogo entre el mundo musulmán y Occidente, en vistas de un nuevo futuro de unidad y de paz”.
La página en árabe ha comenzado a desarrollarse gracias al esfuerzo conjunto de un equipo de traductores, religiosos y laicos, que coordina el padre Cavallari. La primera sección recoge oraciones del Santo, todas ellas sacadas de sus Confesiones; oraciones que expresan el fondo del corazón humano y, en consecuencia, pueden ser compartidas por personas de diferente fe. En pocos meses, se le añadirá una segunda sección centrada sobre la búsqueda de Dios en la que, con palabras de Agustín en un centenar de textos suyos, se hará patente el hambre de Dios característica del hombre de hoy. Seguirá luego una tercera parte, sobre el problema de Dios en el hombre y el del hombre en Dios, también a partir de las Confesiones. Y habrá una cuarta parte, que recogerá el magisterio del Doctor de Hipona sobre problemas concretos hoy especialmente sentidos: la persona, la familia, la sociedad…
Países musulmanes
“El futuro de los agustinos es el futuro de Agustín”: así resume su intuición Eugenio Cavallari. Este agustino descalzo italiano ha recogido el guante que lanzaran a Occidente, hace ya 12 años, estudiosos de las principales universidades musulmanas del norte de África. Fue en el Coloquio Internacional de Argel (1-7 abril 2001) sobre Agustín, organizado por el presidente de Argelia, Abdelaziz Bouteflika.
Cavallari era entonces prior general de su Orden, una de las tres ramas que conforman la familia agustiniana (Agustinos, Agustinos Recoletos y Agustinos Descalzos), y se sintió impactado por la petición de los representantes de las universidades islámicas: “Traducidnos al árabe las obras de Agustín, de modo que puedan difundirse en las naciones del área musulmana”.
Los profesores universitarios de El Cairo (Egipto), Túnez, Argelia y de otros centros de estudios del mundo musulmán reconocían como propio al Doctor Africano, nacido en Tagaste (Túnez) en el 354 y muerto en Hipona, (actual Annaba, Argelia) el año 431.
De aquel Congreso nació el proyecto que acaba de ponerse en marcha en el sitio web del santuario de la Madonnetta (Génova, Italia): www.santuariomadonnetta.it. La página acaba de echar a andar, al inicio de 2013, en siete lenguas, entre ellas el árabe. Nace del convencimiento de que Agustín sigue siendo maestro de vida y guía para el hombre de hoy, incluso fuera del cristianismo.
Es el convencimiento que mostraba el propio presidente de Argelia, Bouteflika, en su discurso al Coloquio: “Para comenzar este largo diálogo entre cristianos y musulmanes, ¿qué puerta mejor y qué mejor iniciativa que conocer a Agustín?… Los musulmanes nos ponemos sin prejuicios a la escucha atenta y al estudio de Agustín… Su estudio es de una actualidad candente para hacernos progresar juntos, dentro de nuestra diversidad, hacia ese mundo pacificado, de justicia y fraternidad, al cual aspiran, desde la noche de los tiempos, los hombres de buena voluntad”.
Ruso y chino
Y aún va más allá el objetivo del agustino descalzo Cavallari y del Centro de la Madonnetta (Génova, Italia). Tal es su convencimiento de la actualidad de san Agustín como facilitador del diálogo a nivel humano y religioso, que su proyecto prevé la elaboración de sendas páginas en ruso y en chino, las otras dos grandes lenguas que por ahora quedan al margen de la cultura occidental.
Eugenio Cavallari está convencido de que éste es el principal servicio que hoy cabe esperar de toda la familia agustiniana. Según él, la razón de ser de los agustinos en la Iglesia y en el mundo actual, es dar a conocer el pensamiento y el espíritu de aquel a quien tienen por padre y fundador. Y en el ejercicio de esta misión está la clave de su renovación.