El domingo 1 de julio se dieron cita en el monasterio de San Millán de la Cogolla (La Rioja) diez jóvenes religiosos para comenzar el mes de preparación inmediata a su profesión solemne. A lo largo de cuatro semanas, han participado de este encuentro diseñado para ayudarles a discernir sobre su consagración definitiva en la Orden. Hasta el día 28 han vivido en un ambiente de oración y de reflexión sobre temas relacionados con la vida religiosa y el carisma de los agustinos recoletos.
El ambiente durante todo el mes ha sido de intensa convivencia, dado que los jóvenes provenían de tres provincias distintas de la Orden –Nuestra Señora de la Candelaria, Santo Tomás y San José y de cinco nacionalidades: tres son venezolanos, dos peruanos, dos argentinos, dos colombianos y un brasileño.
Aún más variopinto era el equipo responsable de este Mes pues, junto a José Ramón Pérez, español y presidente del Secretariado General de Formación, lo constituían un argentino, Luciano Audisio; un colombiano, Héctor Manuel Calderón; y un mexicano, Fabián Martín. Todos, de provincias diferentes de la Orden.
Una sola alma
El equipo Fabián Martín, de la Casa de Formación San Agustín que los agustinos recoletos tienen en Las Rozas (Madrid), fue justamente el encargado de guiar la reflexión de la primera semana, en torno a temas relacionados con la consagración religiosa y los consejos evangélicos (antropología de la vocación, afectividad y sexualidad en la vida religiosa, centralidad de la identidad y la fidelidad en la vocación).
En la segunda semana, religiosos en activo tanto en misiones como en colegios, parroquias o pastoral juvenil, presentaron sus experiencias a los jóvenes, que pudieron completar su conocimiento de la Orden escuchando también a los varios priores provinciales que allí se hicieron presentes.
Una de las actividades obligadas del Mes de preparación es compartir unos ejercicios espirituales expresamente pensados para la coyuntura en que estos jóvenes se encuentran. Esta vez los ejercicios llenaron la tercera semana, del lunes 15 al día 19, y el encargado de dirigirlos fue otro de los componentes del equipo y flamante licenciado en el Instituto Bíblico de Roma, Luciano Audisio. De su mano, los jóvenes profesandos, a los que se había unido el grupo de novicios venidos de Monteagudo (Navarra), fueron haciendo propia la experiencia de tantos personajes que en la Sagrada Escritura aparecen tocados por el dedo de Dios.
La cuarta semana, en fin, tenía reservado otro de los bloques preceptivos, el carisma y la espiritualidad de la Orden. También éste lo dirigió un fraile agustino recoleto, otro de los jóvenes valores, Enrique Gómez. La semana, y el Mes, se cerraron el sábado día 27 con la eucaristía de clausura que presidió el prior general, Miguel Miró.
Un solo corazón
Aglutinante de todas estas personas y actividades ha sido la convivencia de los que persiguen un ideal común, así como el marco singular del monasterio de San Millán de la Cogolla. Además de las tareas conjuntas de reflexión, estudio y oración, todos han podido participar también en diversos momentos lúdicos y comunitarios. Entre éstos podemos destacar la visita guiada por las instalaciones de este emblemático lugar, cuna de la Lengua Castellana y declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Aprovechando los fines de semana, han disfrutado de los hermosos paisajes de los montes que lo rodean, así como de una visita guiada a otros monumentos próximos, como la catedral de Santo Domingo de la Calzada y los monasterios de Cañas y Nájera. El correspondiente a la tercera semana, días 20 y 21 de julio, alcanzaron a llegarse al mismo santuario de Lourdes, en Francia, donde encomendaron a María sus proyectos y sueños.