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Más de un millón de costarricenses venera a su patrona vestida con un manto de los agustinos recoletos

Los días anteriores a cada 2 de agosto, Costa Rica es un río de peregrinos dirigidos a Cartago, a la basílica de Nuestra Señora de Los Ángeles. Cálculos no oficiales hablan de dos millones o dos millones y medio de romeros, sobre una población de menos de cinco millones en toda la República. Son muchos los que van caminando. En el caso de los habitantes de la capital, San José, la caminata comprende poco más de 20 kilómetros de terreno montañoso; pero también son muchos los romeros que caminan cientos de kilómetros desde otras partes del país.

El manto

Haren Parte posterior  del manto recoleto Bordar el traje de la Virgen se ha convertido en toda una tradición. Hasta hace poco, la costumbre era probárselos todos en pleno templete de la Basílica, pero debido al tiempo que eso consumía y a la cantidad de mantos que llegaban, se creyó que era mejor escoger uno unos días antes; y así se viene haciendo desde hace una década, explica en su crónica “Vestir a La Negrita, arte y tradición” la periodista de CRHOY Yaslin Cabezas.

“Hubo épocas donde se recibieron alrededor de 1.700 vestidos, y era muy difícil probarle todos, por lo que decidimos hacerlo así”, declaraba a este medio digital costarricense el presbítero Francisco Arias. Se escoge el vestido que le quede mejor a la Virgen, con tal que el material del que está hecho no sea muy áspero y la pueda dañar. Litúrgicamente le corresponde uno de color blanco o marfil, sobre el que suelen destacar emblemas o adornos dorados.

Parte trasera del manto recoleto El manto que está luciendo este año fue ofrecido como acción de gracias por los agustinos recoletos, que celebran los 50 años de su llegada a Costa Rica. El diseño ha corrido a cargo de David Conejo, un joven costarricense que se prepara para formar parte de la Orden. Tiene 20 años y reside en el postulantado de San Ezequiel Moreno, en Pozos de Santa Ana, salida oeste de la capital, San José. La devoción de David le ha llevado a elaborar hasta una veintena de mantos desde que tenía siete años de edad. En esta ocasión él mismo le propuso al superior de los agustinos recoletos, Víctor González, que ofreciese al santuario un manto con motivo de las Bodas de Oro.

Devoción y satisfacción

El pasado 2 de agosto, la Negrita lucía el manto diseñado por David, que lo cuenta así en un correo enviado a la web oficial de la Orden: “El vestido le sería puesto a la imagen durante la misa del 1 de agosto. Me dediqué, entonces, a diseñar cada uno de los detalles del vestido: las orlas, el monograma mariano; e incorporé el logo que también había propuesto para la celebración de los 50 años. Este vestido era especial; por ello tenía que cuidar cada uno de sus elementos. El 1 de agosto vi cumplida mi ilusión. Aquello que tanto había soñado, se cumplía ante mis ojos: la Patrona de Costa Rica vestía uno de mis vestidos, y a la vez se unía al gran gozo de la celebración de los 50 años de esfuerzo, dedicación y servicio a Dios y a la Iglesia de los agustinos recoletos en nuestro país”.

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