A su muerte en 1670, Francisco Grassía, escultor italiano, dejó en su taller un “Belén con Gloria en el Paraíso”. Era su último trabajo y en su testamento estableció que se donara a algún templo de la ciudad de Roma. A cambio, éste debía ofrecer misas en sufragio de su alma. Así es como este espléndido altorrelieve de 2,30 x 1,95 m, terminó en la iglesia de los Santos Ildefonso y Tomás de Villanueva, que los agustinos recoletos habían inaugurado tres años antes en la vía Sistina de la Ciudad Eterna. Hoy día, es la representación navideña más antigua existente en una casa de frailes recoletos.
Se compone de dos escenas. En la mitad inferior se representa a María y José con el Niño, rodeados de pastores extáticos que ofrecen sus dones y entonan conciertos. Por encima, en medio de un auténtico torbellino de ángeles cantores, aparece Dios Padre bendiciendo a su Hijo. Debajo de Él, el Espíritu Santo en forma de paloma, aletea sobre la escena de Belén.
Es una obra compleja, fruto de muchos años de trabajo, que plasma en el mármol la espiritualidad de contemplación y asombro que caracteriza la Navidad.
Textos para celebrar la Navidad
El altorelieve completo María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.
En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Ángel les dijo:
—No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
Y junto con el Ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
—¡Gloria a Dios en las alturas; y en la tierra, paz a los hombres amados por él.
Después que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se decían unos a otros:
—Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado.
Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores.
Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón.
Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.
Evangelio según san Lucas 2, 7-20
La divinidad oculta fue anunciada a los pastores por la voz de los ángeles e indicada a los magos por el testimonio del firmamento
San Agustín, Sermón 185, 1
Puede ser que en las ciudades se sepa mejor hablar; pero la fineza del sentir es del campo y de la soledad.
Y a la verdad, el amor que en las ciudades se cría tiene poco de verdad y mucho de arte y de torpeza. Mas el pastoril, como tienen los pastores los ánimos sencillos y no contaminados con vicios, es puro y ordenado a buen fin; y como gozan del sosiego y libertad de negocios que les ofrece la vida sola del campo, no habiendo en él cosa que los divierta, es muy vivo y agudo. Y ayúdanle a ello también la vista desembarazada, que de continuo gozan, del cielo y de la tierra y de los demás elementos, que es ella en sí una imagen clara, o por mejor decir, una como escuela de amor puro y verdadero. Porque los demuestra a todos amistados entre sí y puestos en orden, y abrazados, como si dijésemos, unos con otros, y concertados con armonía grandísima, y respondiéndose a veces y comunicándose sus virtudes y pasándose unos en otros y ayuntándose y mezclándose todos, y con su mezcla y ayuntamiento sacando de continuo a luz, y produciendo los frutos que hermosean el aire y la tierra. Así que los pastores son en esto aventajados a los otros hombres.
Fray Luis De León. De los nombres de Cristo. Pastor