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Los agustinos recoletos distribuyen 56.000 bolsas y recaudan más de 200.000 euros para ayuda de los damnificados

 

“Cuando termina la destrucción, empieza la bondad”. Es uno de los lemas de la Comisión para Asuntos Sociales y Ecológicos de los agustinos recoletos en Filipinas. La destrucción sembrada por el tifón Haiyán, el pasado 8 de noviembre, fue inmensa; pero también lo ha sido la solidaridad surgida.

Los agustinos recoletos ya estaban desmovilizados, haciendo frente al terremoto que había asolado la isla de Bohol tres semanas antes, el 15 de octubre. La nueva desgracia desencadenó en de la Orden una campaña de solidaridad promovida por los superiores, con el prior general, Miguel Miró, a la cabeza.

Cuentas bancarias e ingresos

Para canalizar las ayudas, se abrieron en la curia general de Roma dos cuentas bancarias, las siguientes:

PARA INGRESOS EN EUROS
Titular: Curia Generalizia. Fondo sociale.
Iban IT 50 X 02008 05134 000101559404
Swift UNCRITM1731

PARA INGRESOS EN DÓLARES
Titular: Curia Generalizia degli Agostiniani Recolletti
Iban: IT 63 S 02008 05134 000102931360
Swift: UNCRITM1731

Haren Cartel del programa Hearthaus Como consecuencia de ello, se han recogido hasta el momento más de 200.000 €. Es ésta una cantidad en la que están representados todos los integrantes del mundo recoleto: desde los obispos a las religiosas y fraternidades; tanto colegios como parroquias y casas de formación de Europa y América, así como la propia ONG de la Orden Haren alde. En esta cifra quedan también englobados los donativos espontáneos, así como las colectas que, en la mayor parte de sus ministerios, se han realizado entre los fieles. Y no faltan fuertes sumas procedentes de las instituciones que conforman la Orden: provincias y vicarías.

Primera fase: paquetes de ayuda básica

En los momentos de la primera emergencia la solidaridad se volcó en atender las necesidades de supervivencia: alimentación y ropa. La ayuda que iba llegando se canalizó principalmente a través de los grandes centros de educación de la Orden, las universidades de Cebú y Bacólod. Entre los damnificados del terremoto de Bohol y los del tifón Haiyán, la Universidad de San José (USJ-Recoletos), en Cebú, distribuyó 17.364 paquetes de comida, cada uno de los cuales venía a costar entre 3 y 4 euros.

Y el Departamento de Desarrollo de la Universidad de Negros Occidental (UNO-Recoletos), por su parte, repartió otros 15.980 paquetes de alimentos de primera necesidad, más 2.307 bolsas de ropa. A todo ello hay que sumar otros 20.245 lotes de ayuda distribuidos por distintos cauces.

Todo ello ha supuesto una masiva captación de voluntarios y la correspondiente organización y logística. Sin que por ello se haya dejado de colaborar con otros organismos externos, como Caritas Manila.

Segunda fase: rehabilitación

Haren Casa en construcción Muy pronto la prensa mundial dejó de hablar de Haiyán. Comenzaba la segunda fase, la del silencio, que podía ser la del olvido. Para que así no fuera, había que organizarse. La Comisión para Asuntos Sociales y Ecológicos montó la campaña “Corazón Anónimo” (HeartAnonymous), y se señalado un objetivo, la rehabilitación.

Se trata de rehabilitar comunidades, tanto familias como poblaciones. Para conseguirlo de verdad, la Comisión se fija tres frentes: capillas (HeartChapels), viviendas (HeartHaus) y escuelas (HeartSchool).

Capillas ya ha reconstruido cinco y tiene programadas otras 25 en diferentes parroquias y diócesis de las islas de Negros y Cebú. Por lo general, se trata de comunidades rurales que aportan la mano de obra, mientras que la Orden provee materiales y estructuras.

El programa HeartSchool la Comisión lo lleva a cabo en colaboración con la Asoción de Superiores Mayores Religiosos de Filipinas y consiste en procurar material escolar a los niños de zonas remotas afectadas por el tifón. De ello se han encargado hasta ahora estudiantes, profesores y personal administrativo de la UNO-R de Bacólod.

“Familia y casa van juntas”

El otro programa, HeartHaus, es especialmente delicado, y en él actúa la Comisión con especial diligencia. Hasta ahora ha reparado 23 casas, cuando esto era posible. Pero la mayor parte de las viviendas han quedado literalmente arrasadas, por lo que los técnicos de las universidades recoletas han diseñado una casa modelo de 15,6 metros cuadrados, que consideran suficiente para acomodar a una familia de cinco miembros. Consiste en una estructura de acero con paneles de contrachapado. Su valor asciende a unos 1.300 € y la Comisión tiene ya comprometidas 10. También en este punto colabora con otras organizaciones locales o internacionales. Las familias más necesitadas las busca a través de las respectivas parroquias.

En esta labor los agustinos recoletos se han sentido particularmente estimulados por las palabras que, el pasado 22 de diciembre, improvisaba el papa Francisco durante el ángelus dominical:

“Pienso yo hoy en tantas familias sin casa, sea porque no la han tenido nunca, o porque la han perdido por tantos motivos. Familia y casa van juntas. Es muy difícil llevar adelante la familia sin vivir en una casa”.

Y se han emocionado al escuchar su invitación:

“En estos días de Navidad, invito a todos, a las personas, a las entidades sociales, a las autoridades, a hacer todo lo posible para que cada familia pueda tener una casa”.

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