El primero de estos actos (todos ellos detallados en la web https://www.satovi.org/4centenariogranada) consistió en una conferencia sobre el primer convento recoleto en Granada, a cargo de Fr. Antonio Álvarez, desarrollándose en la iglesia del emblemático monasterio del Corpus Christi.
La misma contó con una nutrida asistencia de religiosos, fraternidad seglar, parroquianos,
jóvenes JAR y alumnos del Colegio, destacando la presencia del vicario general de la Orden, José Ramón Pérez, y los priores Provinciales de Santo Tomás, San Nicolás y San José.
Comienzos en 1603
Los agustinos recoletos iniciaron las gestiones para fundar un convento en Granada en 1603. Concretamente, se conoce un escrito que el Rey Felipe III envió al arzobispo de Granada el 16 de mayo de ese año comunicándole el deseo de los religiosos de fundar un convento en la ciudad. A partir de esos datos, el ponente fue recorriendo todos los avatares de la época hasta que se consiguió el objetivo.
Tras la conferencia de carácter histórico, el vicario general de la Orden presidió la celebración Eucarística. En las palabras de su homilía destacó la labor de tantos religiosos y religiosas que a lo largo de cuatro siglos han dado continuidad a la recolección en Granada, haciendo hincapié en la riqueza de la vida y carisma agustino recoleto. El coro de alumnos del Colegio Santo Tomás de Villanueva acompañó la celebración con cantos.
Para finalizar este acto de inauguración, todos los presentes rezaron la oración preparada con motivo de este IV Centenario de la presencia de los agustinos recoletos en Granada:
Dios, Padre de bondad:
Tu presencia amorosa y constante
nos ha acompañado a lo largo de estos cuatrocientos años
en esta ciudad de Granada.
Tu belleza y tu bondad
hacen que te deseemos cada vez más.
El amor de tu Hijo Jesucristo
ha suscitado numerosos hermanos y hermanas
servidores de la Iglesia,
y tu Espíritu
ha obrado entre nosotros
maravillas de santidad.
Por todo esto,
la Recolección Agustiniana en Granada,
eleva un himno de acción de gracias.
Gracias por tantos hombres y mujeres:
Pastores, evangelizadores, místicos,
educadores y misioneros,
hermanos y hermanas de vida sencilla y entregada.
Gracias por las vocaciones jóvenes, tesoro y esperanza,
gracias por los mayores, ejemplo de fidelidad y entrega.
Gracias por tantos hermanos y hermanas
que viven junto a nosotros.
Te pedimos que alimentes en nosotros
la esperanza de sentirnos siempre
bajo el amparo de tus alas.
Protégenos y danos aliento.
Ayúdanos a ser testigos del amor
de tu siervo santo Tomás de Villanueva,
en el amor a la Iglesia, a los más pobres,
en una devoción tierna y cálida a la Virgen María,
Madre de la Consolación y Madre de las Angustias.
Guía nuestros pasos inquietos hacia tu paz,
la paz de la ciudad de Dios,
en la que al fin reposaremos y veremos tu rostro;
te veremos y te amaremos;
te amaremos y te alabaremos eternamente.
Amén.