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Douglas Beard: “He intentado servir a las fraternidades de la Orden”

—Douglas, ¿qué dificultades principales has encontrado a la hora de traducir?

De entrada, me pesó mucho la responsabilidad de llevar a cabo una tarea de tanta importancia. Luego vinieron los problemas de tipo, digamos, técnico. Traducir no es nada fácil; es un trabajo duro. Significa sentarse durante horas frente a un ordenador, rodeado de diccionarios y con el Internet para algunas consultas necesarias. Uno tiene que enfrentarse a dos lenguas y tratar de combinarlas. Además, cada idioma es un mundo: por ejemplo, yo soy inglés británico, pero traducía para filipinos y americanos, así que me servía de lo que se llama “standard English”, un tipo de inglés neutro, comprensible para todos los angloparlantes. Uno nunca termina de quedar satisfecho. Yo, al final de la traducción, leía el texto en voz alta y todavía corregía matices o erratas.

—¿Estás contento del resultado? ¿Crees que has conseguido traducir con fidelidad? ¿Has hecho una traducción literal?

Hay imágenes muy propias del español que, traducidas literalmente, no dicen nada. No ha sido éste mi modo de trabajar. Pero tampoco pude evitar del todo que algunas expresiones perdieran algo de su fuerza, al ser traducidas. Quizás algunos me tachen de mal traductor, pero hay cosas que no se pueden decir en inglés o que pueden ser mal entendidas o incluso ofensivas. Me tomé a veces la libertad de “suavizar” frases o giros, aunque  sin  cambiar el contenido esencial del texto. Pero tenía que ser muy cauto para traducir sin traicionar. Eso me lo tomé muy en serio.  

—¿Sabías que la mayor parte de las fraternidades de lengua inglesa es filipina? ¿Entenderán bien tu inglés británico?

Cuando me comentaron que los destinatarios principales eran filipinos, me dio un poco de miedo. Era un reto grande. He conocido filipinos y sé que no es lo mismo su mundo que el mío. También hay fraternidades en Estados Unidos, pero eso me preocupa menos, quizás porque posiblemente muchos conozcan el español y, en cualquier caso, tendrán un pensamiento más cercano a lo británico. Al ponerme a traducir, no podía ignorar la posibilidad de malentendidos y opté por un estilo que llamamos “neutral” o estándar, para todos. Al final, creo que la traducción será perfectamente entendida por todos, aunque algunas diferencias de ortografía o de expresión serán inevitables.

—¿Pensabas en las personas que se van a beneficiar de esta publicación?

Desde luego que sí. No podía ser de otro modo. En parte, acepté el encargo  por la importancia que el documento tiene para las fraternidades de lengua inglesa; primero pensé en las de Estados Unidos y Filipinas, y luego en las de Inglaterra. Mientras hacía el trabajo, era consciente de que a mucha gente les va a aportar un gran beneficio espiritual e humano. Modestamente, he intentado prestar un servicio a las fraternidades de la Orden.

—¿Conoces gente de la Fraternidad que lo esté esperando?

Cuando comencé la traducción, estaba terminando mi formación y los estudios de teología y, aun sin saber todavía que futuro me esperaba, me daba cuenta de que tenía que comprometerme. Tengo compañeros de Estados Unidos que me habían hablado de personas que se iban a beneficiar de estos cuadernillos. Tuve ocasión incluso de hablar con el Prior Provincial de Filipinas, y me dijo que necesitaba buenas traducciones al inglés, pero que no tenía suficiente gente. Obviamente también conozco la fraternidad de Inglaterra. Fui sabiendo así de mucha gente que anhelaba formarse mejor, pero carecía de medios, por la barrera lingüística. Yo no conocía personalmente a estas personas, pero a través de otros escuché sus voces y peticiones.

—¿Crees que puede ser importante para ellos? ¿Importante para otro tipo de gente?

Estoy convencido de que Peregrinos fortalecerá mucho los vínculos de las fraternidades con la Orden. Es lo que me dice el conocimiento que tengo de España, México e Inglaterra. Y creo que muchos frailes podrían beneficiarse también del contenido de estos materiales, aunque no se hayan escrito para ellos. Más aún, pienso que a otras personas de fe tibia o agnósticos, o simplemente gente curiosa, les podría ser también de mucho provecho.

Algunas de las respuestas que el hombre de hoy anda buscando, se encuentran en estos folletos. En ellos hallamos una herramienta muy útil para tener una experiencia vital de lo que significa ser agustino recoleto. Estoy seguro de que en las fraternidades dará mucho fruto. A mí me ha impactado, y no creo que sea el único.

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