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Carlos González Castellanos: “Los CEAR, una de las claves de la revitalización”

– Fray Carlos, ¿qué son los CEAR?

Los CEAR son Centros de Espiritualidad Agustino-Recoleta, y se han definido como “organismos de formación y vivencia espiritual para religiosos y laicos desde nuestro carisma agustino recoleto”. Cada CEAR cuenta con un equipo coordinador, formado por al menos dos religiosos y dos laicos de la familia recoleta, con capacidad para trabajar en equipo y con una adecuada formación en la espiritualidad de la Orden. Son organismos, son equipos; no se identifican con una sede física. Las actividades que organizan pueden impartirse en una sede base o, con estilo itinerante, en otras sedes físicas, tales como casas de espiritualidad, salones u oratorios parroquiales, de centros educativos, etc.

—¿Cómo surgen estos centros? ¿Qué recorrido han seguido?

Los CEAR surgen a partir de la conciencia clara de lo que la Iglesia nos pide a los agustinos recoletos: que compartamos la riqueza carismática recibida. Y surgen también a partir de la necesidad que los propios frailes tenemos de profundizar nuestros rasgos carismáticos.

Nacen en México y en Costa Rica. Desde hace muchos años, ha habido allí religiosos inquietos que soñaban con un lugar en el que nos formáramos más y mejor en nuestra espiritualidad recoleta y desde el cual ayudáramos a otras personas a vivir su fe cristiana a parir de la espiritualidad agustino-recoleta.

En una asamblea que tuvimos en 2003, se plasmó con mucha claridad el sueño y necesidad de una Casa de espiritualidad. Y nos dimos cuenta de que, para establecerla, se requería un equipo de religiosos y laicos bien formados y con una experiencia fuerte del carisma recoleto. El año 2006 nos dimos ya a la tarea de organizar aulas semanales de formación agustiniana. Al mismo tiempo que realizábamos la formación básica, establecimos la primera iniciativa: el aula agustiniana para laicos en tres parroquias de la ciudad de México.

Después de esta primera experiencia formativa, en 2009 se creó el CEAR de la Ciudad de México. En 2010 arrancó el CEAR de Pozos de Santa Ana, en Costa Rica. En el año 2012 se abrió el de Querétaro, y en 2015 el de Chihuahua.

– ¿Cuáles son los trabajos o tareas que llevan adelante?

Hasta ahora, nuestra oferta se centra en tres grandes campos de trabajo. En primer lugar, el área humana. Ofrecemos, por ejemplo, talleres de eneagrama, diplomado en logoterapia, diplomado en tanatología, talleres diversos en relación con la autoestima, la comunicación y el manejo de sentimientos… Tenemos bien claro que, cuando la persona tiene buenos cimientos en lo humano, el área espiritual y carismática se desarrolla con más facilidad.

También ofrecemos cursos, talleres y experiencias de espiritualidad agustiniana. Se están impartiendo talleres de oración, retiros de silencio de fin de semana, cursos bíblicos y otros cursos sobre el pensamiento y espiritualidad agustinianos. Hemos integrado las iniciativas propuestas y diseñadas por el Equipo de Revitalización de la Orden: los talleres de oración agustiniana y los ejercicios espirituales en silencio.

Finalmente, hacemos hincapié en la formación en el área de la pastoral social. Procuramos atender a personas muy vulnerables. Para esta labor son muy importantes las obras sociales con que cuenta la Orden en México, especialmente el CARDI (Centro de Acompañamiento y Recuperación de Desarrollo Integral). En este Centro tenemos estructurado un diplomado en voluntariado, con una sesión semanal de hora y media durante un año. Con él se busca que los voluntarios reciban herramientas básicas para realizar su servicio con competencia y desde el carisma agustino recoleto.

– ¿En México qué han supuesto los CEAR para los agustinos recoletos?

Para nosotros, los CEAR han supuesto un cambio de mentalidad en la manera de organizar nuestros ministerios. Nos encontramos en un momento histórico en que estamos a la baja en cuanto al número de religiosos; sin embargo, va quedando claro que los CEAR son una de las apuestas de futuro clave para nuestra revitalización.

Hemos tenido que formar a religiosos y laicos que impartan los cursos, talleres y experiencias del CEAR con calidad y de manera cordial. Y ésta es una apuesta que hay que reforzar. También han supuesto una importante inversión económica para construir o acomodar espacios con este fin: salones, oratorios o lugares para educar en la oración. Hemos construido, incluso, una Casa de Espiritualidad en los alrededores de México.

En fin, los CEAR nos han llevado a una reflexión seria en torno al modo como queremos compartir nuestra riqueza carismática. Nos han hecho abrirnos a los medios de comunicación social: internet, redes sociales, televisión, revistas y periódicos católicos.

En definitiva, nos hemos ido convenciendo de que los CEAR son un valiosísimo medio para revitalizar nuestras comunidades religiosas y compartir nuestra espiritualidad agustino-recoleta. El hombre de hoy tiene mucha hambre de espiritualidad, y nuestro mundo ofrece todo tipo espiritualidades. Creemos que nuestra oferta tiene una gran consistencia, por basarse en la espiritualidad cristiana y en el modo como san Agustín y los recoletos la han vivido y tratan de seguir viviéndola. 

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