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Fray Javier Acero:”Los CEAR nos recuerdan que somos frailes comprometidos con nuestros hermanos de comunidad, y con las necesidades humanas y espirituales de nuestro pueblo”

Fray Javier Acero es el Vicario Provincial de la Orden de Agustinos Recoletos en México y Costa Rica. Fraile comprometido con su labor y actualmente, además de coordinar los CEAR de México y Costa Rica, dirige CEAR Televisión Network. El pasado 12 de diciembre se inauguró el CEAR de Costa Rica y Fray Javier Acero nos habla en esta entrevista de lo que supone este hito para los costarricenses y de la evangelización a través de los medios de comunicación social, entre otras cosas.

P. Usted es vicario en México y Costa Rica de la OAR, ¿podría explicar, para las personas que no saben, el cometido de un vicario dentro de una orden religiosa?

R. El Vicario Provincial es el Superior Mayor en estos dos países, representa al Provincial en México y Costa Rica. Coordina y anima la vida  de los religiosos y las comunidades, representa ante las instancias civiles y eclesiásticas del país a los agustinos recoletos, acompaña todas las iniciativas que favorecen la difusión de nuestro carisma en México y Costa Rica.

P. El pasado 12 de diciembre se inauguró en Pozos de Santa Ana (Costa Rica) un CEAR (Centro de Espiritualidad Agustino Recoleta), ¿en qué consiste un CEAR?

R. Centro de Espiritualidad Agustino Recoleta es una respuesta al llamado que hace la Iglesia a la vida consagrada, con nuevas formas de presencia. Un centro de espiritualidad trata de compartir la vida de los agustinos recoletos en diversas áreas:

Cursos y talleres. Con una temática humana y espiritual. En los CEAR de nuestra Vicaría se están impartiendo cursos de desarrollo humano, y también aulas agustinianas, espiritualidad cristiana… Son cursos que tratan de facilitar conocimiento de uno mismo, a través de la interioridad agustiniana.

Experiencias agustinianas. Que se hacen a través de retiros de silencio, ejercicios espirituales y talleres de oración. Todas ellas parten de la vida de uno; no son clases, y por tanto no limitan a los CEAR a un instituto ni a una ponencia de temas agustinianos. Se trata de hablar desde la propia vida, compartir la vida, al estilo de S. Agustín.

Acompañamiento. Lo que antes se llamaba “dirección espiritual” hoy se denomina “acompañamiento integral”. Es  un instrumento esencial, que sensibiliza a la persona y acerca a Dios de una forma más personal y delicada. El CEAR quiere ofrecer está línea de acompañamiento que es mucho más profundo que el simple coloquio.

Formación de líderes. Se trata de formar a personas que sepan de S. Agustín, pero sobre todo de actitudes evangélicas. Compartir con los líderes de las comunidades de laicos una formación integral que abarca todas las dimensiones de su vida. Si bien esto se hace en algunas comunidades parroquiales, desde el CEAR se hace con unos cursos cortos, que les dan herramientas para su vida.

Pastoral Social. Se trata de ayudar de forma integral, socorriendo las necesidades urgentes del lugar donde se encuentran, y transformando su ambiente.


“Cuanto más identificados estamos con nuestros valores agustino recoletos, más ganas nos dan de compartirlo en actividades diocesanas, en los medios de comunicación, y en otros lugares” 

 

P. ¿Qué supone este CEAR para la familia agustino recoleta en general y para Costa Rica, en particular?

R. Este CEAR de Costa Rica no es el primero, sino que se suma a una serie de ellos que llevan ya años funcionando en la Vicaría de México. Uno tiene la sede en la Ciudad de México, en torno al CARDI. Otro está instalado en el Colegio Fray Luis de León, de Querétaro. Y hay un tercero en el estado de Chihuahua, al Norte del país.

Todos ellos, y en particular éste de Costa Rica, suponen un enriquecimiento por parte de la Orden, y una referencia por parte de los religiosos y laicos comprometidos que allá están trabajando. Siento que un Centro de Espiritualidad no puede quedarse en una serie de talleres, y ejercicios que llegan desde un equipo central. En Costa Rica, hay religiosos y laicos con gran sensibilidad espiritual y pastoral, que pueden aportar el carisma de nuestra Orden a la Iglesia de Costa Rica, con la pedagogía de la interioridad y comunidad.

Creo que cuanto más identificados estamos con nuestros valores agustino recoletos, más ganas nos dan de compartirlo en actividades diocesanas, en los medios de comunicación, y en otros lugares. Los Centros de Espiritualidad nos recuerdan que somos frailes comprometidos con nuestros hermanos de comunidad, y con las necesidades humanas y espirituales de nuestro pueblo. Nos sacan de nuestro confort, y nos mueven más que a la novedad, a la conversión personal, comunitaria y pastoral.

P. ¿Todo el que quiera puede sumarse a las actividades que se hagan en este centro de espiritualidad?

R. Sí, ya que son actividades abiertas, organizadas en este tiempo de misión compartida entre religiosos y laicos, y dirigidas a todas las personas. Las actividades que ofrecen tratan de difundir la cultura del encuentro de la que tanto habla el Papa Francisco. En estas actividades las personas descubren lo que son, y lo mejor, se encuentran con Dios. Lo importante es la búsqueda de la felicidad, a la que Agustín tanto nos interpela. Y esto, se consigue a través del encuentro con cada persona, dándole su tiempo, y escuchando su historia. Estar con el prójimo educa, enriquece, y nos hace significativos.


“Si queremos caminar, debemos renovarnos, no sólo como institución, las personas que estamos dentro de la institución: los religiosos” 

 

P. La espiritualidad agustino-recoleta ¿qué pilares tiene?

R. La interioridad. El entrar en uno mismo, el conocerse, y sentir, cómo Dios actúa en medio de nuestra vida. Hoy, en las librerías tradicionales, y digitales, los libros con más volumen de ventas son aquellos que tratan del aspectos de autoconocimiento. Y, nuestra espiritualidad ofrece mucho más que un autoconocimiento humanístico.

La comunidad. “Vivir unánimes y concordes”, así dice la Regla de S. Agustín. En la comunidad los hermanos ayudan a rezar, a crecer, y a buscar soluciones cuando existen dificultades, que las hay. Desde la comunidad se sirve, se comparten los trabajos, los éxitos y fracasos. Los protagonismos no se encierran en una persona, se comparten con los hermanos. La experiencia de Dios no es para uno sólo, la comparto con otros. Un pilar que al hombre del S. XXI, le llama la atención. Creo que tenemos el mejor antídoto para el individualismo que vivimos.

La Misión. Toda experiencia de Dios, se comparte y lleva a un compromiso solidario; desde este compromiso solidario vamos buscando a Dios en el desempleado, en el refugiado, en el enfermo, en el vagabundo. Tenemos que concretar el amor a Dios y el amor a la comunidad, estando cerca de los necesitados.

 

P. ¿Qué proyectos, retos y esperanzas se presentan para este año 2016 en Latinoamérica para la OAR ? 

R. En este momento está el Capítulo General. Si queremos caminar, debemos renovarnos, y no sólo como institución; también las personas que estamos dentro de la institución: los religiosos. Los retos y esperanzas para este año, a mí modo de ver, son de abrirnos a lo que el Espíritu nos pide a cada uno de nosotros, y dejarnos moldear por Él. No podemos cerrarnos, y luchar por una idea, una nacionalidad, un ministerio… Creo que, desde este momento, tenemos que prepararnos a esas sacudidas del Espíritu, que nos obligan a salir de nuestras comodidades, y seguridades. Y, estar dispuestos a asumir los nuevos procesos de cambio dentro de la Orden.


“Las redes sociales nos ayudan a hacer comunión, a conocer diferentes facetas de las personas, y sobre todo a comunicarnos” 

 

P. Usted, además, hace visible la vida la Orden a través de un espacio televisivo y a través de las redes sociales, en las que es muy activo. ¿Cómo ve el horizonte de la evangelización a través de los medios de comunicación?

R. En nuestro caso, la Orden se hace visible a través de la productora CEAR Television Network, que está al servicio de la Orden en Querétaro. Los cinco programas que se están produciendo, se emiten por satélite a 17 países por medio de una alianza con ESNE Tv El Sembrador Nueva Evangelización Televisión, desde Los Ángeles (California). También se pueden ver por las redes sociales. El respaldo y apoyo que ha dado la Vicaría en este campo están consolidando también nuestra presencia en los canales locales de televisión de los Estados de Querétaro y Guanajuato.

Las redes sociales nos ayudan a hacer comunión, a conocer diferentes facetas de las personas, y sobre todo a comunicarnos. A mi manera de ver, en la Orden falta mejorar la comunicación institucional, uniendo todos los esfuerzos desde un solo medio de comunicación. No es recomendable, en estos tiempos, tener ocho páginas web, con una riqueza inmensa en noticias, más otra página institucional. El que está al otro lado de la red se pierde.

Por otro lado, hoy en día, con los jóvenes es más fácil comunicarse a través de Facebook, twitter o una aplicación, que con un correo electrónico. No se trata de aparentar, ni de obtener muchos seguidores. Se trata de compartir lo que uno cree, por lo que uno lucha todos los días. Estoy convencido de que las Redes sociales son lugares de evangelización. Desde hace tiempo se nos viene pidiendo creatividad. Recuerdo aquel famoso discurso de san Juan Pablo II que nos animaba a una nueva evangelización: “nueva -decía- en su formas, nueva en sus expresiones, nueva en su ardor”. En el tiempo que vivimos, no es difícil ser creativos: es cuestión de vivir con pasión el ser agustino recoleto.

P. ¿Qué supone para la OAR en México la visita del Papa Francisco? El hospital infantil está asistido desde hacer mas de 50 años por la OAR, será una visita muy especial…

R. Una bendición. Lo hace en un momento significativo. La presencia de la OAR lleva presente en México desde hace 75 años, más de 50 años sirviendo en los hospitales de la colonia doctores y 10 años en la obra social CARDI. El Papa viene a dar un mensaje de esperanza a un México lacerado por el narcotráfico, la corrupción, y estructuras que descartan a la persona. Nos invitará a vivir la misericordia de Dios en cada uno de nosotros. A un cambio personal, que nos ayude a encontrarnos con el más débil.

 

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