Previamente, el 17 de marzo de este año, el Congreso de los Teólogos de la Congregación de las Causas de los Santos del Vaticano aprobó la Positio sobre la vida, virtudes heroicas y fama de santidad del Siervo de Dios Alphonse Gallegos, agustino recoleto y obispo auxiliar de Sacramento, California.
Tanto los testimonios de los que le conocieron en persona como los documentos que fueron recogidos en la diócesis de Sacramento, donde monseñor Gallegos fue obispo auxiliar; en la diócesis de Los Ángeles, donde fue párroco; y en Nueva York, donde completó su formación y practicó los primeros años de su sacerdocio, declaran que fue un ejemplo de santidad con su servicio a los más necesitados, y su amor a Dios.
La mayor preocupación de Alfonso fue la educación de los jóvenes y crear alternativas a las peligrosas bandas en las que se agrupaban los jóvenes. Su dedicación pastoral hizo que fuera nombrado primer director de la Oficina de Asuntos Hispanos de los obispos de California, en 1979. Organizó esa nueva oficina y toda una red de trabajo pastoral con emigrantes, en relación con las diócesis de la frontera entre México y Estados Unidos.
Fama de santidad
Con la fama de santidad siempre creciente, el día 4 de diciembre de 2005 se abrió el proceso diocesano de su canonización en la catedral de Sacramento. Dicho proceso se clausuró el 2 de noviembre de 2006. La Congregación de las Causas de los Santos dio el Decreto de Validez del proceso diocesano el 4 de julio de 2008. La Positio sobre su vida, virtudes heroicas y fama de signos fue presentada el 23 de junio de 2014.
Quienes le conocieron, destacan de su personalidad cinco rasgos: su humildad y gentileza, su alegría constante y la paciencia con la que vivió su limitación en la vista, sin protestar jamás, el trato amable y cariñoso con todos, incluso con aquellos que entorpecían su ministerio pastoral, su fidelidad a su vocación agustino-recoleta, que sus tareas como sacerdote y obispo nunca le llevaron a descuidar. Su compromiso con los pobres, especialmente con los trabajadores y emigrantes latinos que buscan mejor futuro en Estados Unidos y encuentran desarraigo, presión e injusticias y su vida de oración, base de cualquier otra actividad o aspecto de su vida; el amor a María, la Virgen de Guadalupe, y a la Eucaristía, expresado en muchas horas ante el Sagrario cada día.
Tras este decreto sólo hace falta un milagro por intercesión del Siervo de Dios para que éste acceda a la beatificación, y un segundo milagro para que sea declarado santo.
Su vida
Alfonso Gallegos Apocada nació en Albuquerque (Nuevo México, Estados Unidos) el 20 de febrero de 1931, en una familia profundamente piadosa, en la que el rezo del rosario era momento central de la vida familiar. Fueron 11 hermanos. Alfonso, el pequeño, nació con dos marcas físicas características: una gravísima miopía, que le mantuvo siempre al borde la ceguera total, y una expresiva sonrisa, que llenaba su rostro.
Los agustinos recoletos de la parroquia de San Miguel, en el barrio de Watts en Los Angeles (California), ayudaron a que en su monaguillo siguiera viva la llamada de Dios. Su problema de vista siempre provocó dudas sobre su capacidad para el ministerio. Realmente tenía muchísimas dificultades para leer. Pero su esfuerzo y espíritu de amor a Dios convencieron a todos de su idoneidad. El 3 de septiembre de 1951, Alfonso profesó como agustino recoleto en Kansas City y el 24 de mayo de 1958 fue ordenado sacerdote.
El 4 de noviembre de 1981 fue consagrado obispo auxiliar de Sacramento (California), en la catedral de la diócesis dedicada al Santísimo Sacramento.
Monseñor Alfonso Gallegos murió el 6 de octubre de 1991 en un accidente de tráfico. Terminó así una vida de servicio y amor a Dios, encontrado en los más sencillos y necesitados, siempre llevando alegría a los demás.