El 2 de febrero, Festividad de la Presentación del Señor y Jornada Mundial de la Vida Consagrada, el Papa Francisco celebró en la Basílica de San Pedro una Eucaristía en la que participaron, varios religiosos de la Orden de Agustinos Recoletos.
En la homilía, el Papa Francisco alertó contra la “tentación de la superviviencia” que “seca” y “esteriliza” el corazón, y recordó que “el encuentro de Dios con su pueblo despierta la alegría y renueva la esperanza”.
Además, quiso destacar el papel de los ancianos en nuestra sociedad recordando que «somos herederos de nuestros ancianos que se animaron a soñar; y, al igual que ellos, hoy queremos nosotros también cantar: Dios no defrauda, la esperanza en él no desilusiona. Dios viene al encuentro de su Pueblo”.
Destacó que «la psicología de la supervivencia le roba fuerza a nuestros carismas porque nos lleva a domesticarlos, hacerlos «accesibles a la mano» pero privándolos de aquella fuerza creativa que inauguraron; nos hace querer proteger espacios, edificios o estructuras más que posibilitar nuevos procesos. La tentación de supervivencia nos hace olvidar la gracia, nos convierte en profesionales de lo sagrado pero no padres, madres o hermanos de la esperanza que hemos sido llamados a profetizar»
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