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Monseñor Francisco Javier Hernández cede el testigo al obispo diocesano de Tianguá (Brasil)

En enero de 2016 Mons. Francisco Javier Hernández Arnedo, OAR, presentó a Su Santidad el papa Francisco la carta de renuncia a su ministerio como obispo diocesano, al haber cumplido 75 años, y como es preceptivo en estos casos. El 20 de mayo de 2017 fue la celebración de la toma de posesión de Mons. Francisco Edilmison Neves Ferreria como nuevo obispo al frente de la Diócesis de Tianguá (Brasil).

El 20 de mayo tuvo lugar la celebración de la toma de posesión de Mons. Francisco Edilmison Neves como nuevo obispo de la Diócesis de Tianguá, en ella participaron varios miembros de la Orden de Agustinos Recoletos,  junto con todo el clero de la diócesis, una decena de obispos y sacerdotes de otras diócesis cercanas y feligreses del pueblo de Tianguá. Toda la diócesis se volcó en la acogida al nuevo pastor, llenando la plaza de la Catedral donde tuvo lugar la celebración.

La ceremonia comenzó con la entrega de las llaves de la ciudad por parte de la autoridades. Después dio comienzo la celebración religiosa de la toma de posesión en la catedral, presidida por Mons. José Antonio Aparecido, arzobispo de Fortaleza, con un rezo ante del Santísimo Sacramento y una procesión.

Tras la lectura del documento pontificio, y después de mostrarlo a todo el pueblo de Dios, el nuevo obispo diocesano se sentó en su cátedra, con el báculo de pastor y todos los sacerdotes diocesanos mostraron con un abrazo fraterno su obediencia al nuevo obispo de la diócesis.

«Corazón de padre»

Mons. Francisco Javier Hernández le dio la bienvenida diciendo que toda la diócesis «espera mucho de su corazón de padre». Representando al clero de la diócesis tomó la palabra el presbítero Arnaldo, que destacó de Mons. Francisco Javier, “su dignidad, coraje, competencia, dedicación, ardor misionero, y la presencia de Dios en su corazón”. Hablando asimismo del clero de la diócesis, dijo de él, que se trata “de un clero joven, portador de entusiasmo, alegría, fe y dedicación para llevar el evangelio de Jesucristo”.

“Es un servicio de amor, y aceptarlo conlleva, aceptarlo con amor y por amor”

En su homilía el nuevo obispo, hizo un pequeño relato de su historia personal. Se identificó como coterráneo del Padre Cícero, tan venerado en estas tierras, y señaló, que siendo todavía un seminarista estuvo presente en la toma de posesión de Don Javier, en el año 1991, a quien ahora sucede.

Hablando de él decía, “no es tarea fácil suceder a un obispo con tantas virtudes, con tanta capacidad de trabajo, con un testimonio de vida que ha marcado a generaciones, que encontraron en él a un Buen Pastor”. Señaló que la Iglesia no habla de “sustituir” a un obispo, sino de “suceder”, por eso añadía que él no quería sustituir, sino sumar a lo ya realizado por Don Javier.

Recordó a los presentes que llega, no como visitante, sino como pastor, “juntos formaremos una familia. Con ustedes soy cristiano, y para ustedes soy obispo”. Insistió en que su labor como obispo es ser principio de unidad en la diócesis. “La Iglesia son las personas, y todos debemos ayudar desde nuestro propio modo de vida”. Con estas palabras invitó a todos a trabajar con él para celar el rebaño de Cristo.

Momento especialmente emotivo de la celebración fue cuando se leyó una carta de Don Fernando Panico, obispo emérito de Crato, que fue su ordenante principal, pero que por motivos de salud no pudo estar presente en la toma de posesión. Recordó al nuevo obispo la alta exigencia que tiene el cargo que ostenta, a partir del lema del nuevo obispo, “El celo de tu casa me devora”. En unas cariñosas palabras dirigidas a Don Javier, le daba la bienvenida “al club de los obispos eméritos”.

Visita al monasterio de las Agustinas Recoletas

El domingo de Pentecostés el nuevo obispo, acompañado de Don Javier, hizo su primera visita al Monasterio de Monjas Agustinas Recoletas. Allí se juntaron toda la familia recoleta en el almuerzo, donde el nuevo obispo se sintió feliz de tener en su Diócesis un convento de monjas contemplativas. Se comprometió a estar siempre cercano a ellas, y les pidió su oración en todo momento por la Diócesis de Tianguá.

Mons. Francisco Javier Hernández Arnedo, OAR

Dom Javier había nacido en Cascante, Navarra el 13 de enero de 1941. Entró en el seminario San José de Lodosa, Navarra, y continuaría sus estudios en el colegio de la Provincia de San Nicolás en Fuenterrabía. Tras profesar como agustino recoleto en Monteagudo, continuaría sus estudios de teología en Marcilla. Allí sería ordenado presbítero por Monseñor Arturo Quintanilla, el 18 de julio de 1965.

Estudió en Roma, Teología Dogmática en el Angelicum, y Teología Moral en el Alphonsianum. Tras unos años como profesor en Marcilla, marchó a Franca, SP, Brasil, donde fue profesor de filosofía entre los años 1974 y 1985, en la Provincia de Santa Rita. Sería párroco también de las parroquias de Nuestra Señora Aparecida en Franca y de la de Santa Rita en Manaos, siendo también profesor de filosofía en el semanario arquidiocesano de esta ciudad.
El 6 de marzo de 1991 fue nombrado obispo de Tianguá por San Juan Pablo II, y recibió la ordenación episcopal en la catedral de Manaos, el 19 de mayo del mismo año.

La diócesis de Tianguá fue creada el 13 de marzo de 1971, por el Beato Pablo VI, en territorio que se desmembró de la diócesis de Sobral. Su primer obispo sería Dom Timóteo Francisco Nemesio Cordero, ofm cap, quien dirigiría la diócesis hasta su muerte acaecida el 20 de marzo de 1990.

La diócesis tiene dos partes bien definidas: la Sierra Grande de Ibiapaba y el litoral norte del estado de Ceará. Son trece municipios, diecisiete parroquias, cinco áreas misioneras y dos áreas pastorales.

El 21 de noviembre de 1999 se instaló la comunidad de agustinos recoletos en Guaraciaba do Norte, municipio de 612 Km2. La Parroquia de Nossa Senhora dos Prazeres abarca el centro del Municipio y unas cincuenta comunidades pequeñas del interior. También las Monjas Agustinas Recoletas se encuentran en el municipio desde el año 2003.

Mons. Francisco Edimilson Neves Ferreria

El recién elegido obispo, nació en Jardim, Ceará, Brasil, el 3 de octubre de 1969. A los veinte años entró en el seminario San José de Crato, continuando después en el Seminario Regional de Fortaleza y en el de Prainha. Fue ordenado sacerdote el 12 de diciembre de 1997. Es licenciado en Filosofía por la Universidad Estadual de Ceará.

En el momento de su elección era párroco de la Catedral de Nossa Senhora da Penha, la parroquia de la Catedral de la ciudad de Crato, y allí es donde tuvo lugar su Ordenación Episcopal el 22 de abril de este año, por las manos de Don Fernando Panico msc, obispo emérito de la diócesis.

 

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