Se ofrecieron voluntarios para formar parte de la primera misión de los Agustinos Recoletos en Cuba. Por distintos motivos, han sentido que Dios les llamaba para ayudar a la Iglesia y a la Orden en esta labor
En agosto de 2017, el Prior General de Agustinos Recoletos, Miguel Miró, anunció que la Orden comenzaría una misión interprovincial en Cuba y pidió frailes voluntarios para formar parte de la primera comunidad de agustinos recoletos en el país. Tras recibir el ofrecimiento de una veintena de agustinos recoletos, el Prior General anunció los cuatro miembros que comenzarían la andadura de la Orden en la isla.
Jairo Gordillo, Joel Naranja, Ismael Xuruc y Noé Servín fueron los designados por Miguel Miró para la expansión de los Agustinos Recoletos en Cuba. Los cuatros tienen diferentes historias y distintos motivos por los cuales decidieron ofrecerse para viajar a Cuba. Todos coinciden en su deseo de responder a Dios ayudando a la Iglesia y a la Orden en esta labor.
«Qué orgullo poder servir a Dios ahora que más lo necesita»
A Jairo Gordillo, colombiano y agustino recoleto desde 1991, le gusta «asumir retos con la confianza de que es Dios quien los inspira y los sostiene». Se considera una persona serena, tranquila e introvertido. Ha recorrido la mayoría de los ministerios de la Orden. El último de ellos: fue consejero general de pastoral ministerial y misional desde 2011 hasta el Capítulo General de 2016.
«Esa visión panorámica de la Orden me ayudó a querer cada vez más a mi familia agustino recoleta, a admirar la vida y obra de tantos hermanos nuestros», afirma. Cuando recibió el mensaje del Prior General pidiendo voluntarios para la misión de Cuba, Jairo Gordillo se planteó: «¿cómo no apoyar semejante proyecto de revitalización en una país sediento de Dios».
Ahora, indica que pretender entregarse plenamente a la labor: «Voy dispuesto a acompañar muy de cerca a esos fieles cristianos, a entregar una porción de mi vida a esa nueva misión encomendada a mi familia agustino recoleta». «Qué orgullo poder servirle ahora que más lo necesita», sentencia.
«Vamos a Cuba por la Orden, por la Iglesia y por Dios»
Para Joel Naranja, filipino, el reto de acudir a Cuba es aún más grande si cabe. «Hablo un español muy pobre y el país está muy lejos de Filipinas». Por eso pensó que ofrecerse voluntario para formar parte de esta misión no era la mejor idea. No obstante, fue el Prior provincial de San Ezequiel Moreno, Dionisio Selma, quien le invitó a ofrecerse al Prior General.
«El 5 de diciembre, día de la Orden, el Prior provincial me llamó y me dijo que me lo pensara», indica. Sintió entonces que la Iglesia y la Orden le estaban llamando. «Tenía que ser generoso con esa llamada», cuenta.
Ante el reto, Joel tiene su visión: «Empezar una nueva misión significa estar siempre abiertos a las realidades de cada situación y a la inspiración del Espíritu Santo pero siempre conservando quiénes somos». Su ofrecimiento y su viaje a Cuba tiene una motivación: «Hacemos esto por la Orden, por la Iglesia y por Dios».
«Quiero ser agustino recoleto donde Dios quiera»
Ismael Xuruc siempre busca dar lo mejor de sí mismo en todo lo que hace, según se define. Nacido en Totonicapán (Guatemala), se alejó de la Iglesia y dejó de estudiar durante su juventud. «Nada me daba la felicidad ni el sentido de mi vida, por lo que decidí volver», confiesa. Se planteó una pregunta: ¿Qué voy a hacer con mi vida? Así, respondió con otra pregunta dirigida hacia Dios: ¿Qué quieres de mí?
Así se hizo agustino recoleto en 2004. Desde entonces, afirma que siempre ha querido ser misionero. «Siempre he escuchado con agrado y anhelo a los misioneros cuando relatan su experiencia», dice. Por eso, cuando el Prior General pidió voluntarios para Cuba, no se lo pensó. «Sentía por dentro que podría hacerlo, que podía dar más, que Dios me pedía más», expone.
En ese momento y hasta ahora, Ismael dirigió a Dios su promesa: «Quiero ser agustino recoleto donde tú quieras y me necesites, junto a mis hermanos que amamos el carisma que nos has regalado para seguir a tu Hijo y anunciar tu Reino siendo cada vez más santos».
«Voy siguiendo la voz que me llama y me pide una respuesta»
Noé Servín nació en el estado mexicano de Guanajuato. Su familia realizó un gran esfuerzo para que pudiera estudiar en la universidad. Una vez que concluyó su titulación, ingresó en el postulantado San Agustín de la Ciudad de México. Así se hizo agustino recoleto.
Tras haber realizado la labor pastoral en la Ciudad de los Niños de Costa Rica, decidió responder al llamamiento del Prior General con el objetivo de «colaborar en el proceso de evangelización de un pueblo que tal vez ha estado golpeado por las circunstancias». «Como religioso -explica-, siento que debo anunciar que Dios está presente a lo largo de la historia de todos los pueblos. Voy siguiendo la voz que me llama y me pide una respuesta».
Sus expectativas están puestas en «anunciar el Evangelio y buscar una vivencia de vida agustino recoleta en un ambiento que exige compromiso, oración y confianza en Dios». «Voy a una tierra que no conozco pero que Él sí conoce y sé que me llama a amarla como Él la ama».