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Mons. Alfonso Gallegos, testigo y profeta de comunión, en la pintura

El Encuentro Internacional de Centros de Espiritualidad Agustino Recoleta concluyó con la bendición del cuadro del obispo agustino recoleto Mons. Alfonso Gallegos, declarado Venerable y cuyo proceso de canonización continúa abierto. Es obra de Jaime Domínguez, quien anteriormente ha realizado diez obras de santos agustinianos

Fue en las parroquias de San Miguel y Cristo Rey, en la diócesis de Los Ángeles (California), donde el agustino recoleto Alfonso Gallegos Apocada iniciaría su labor como creador de puentes de comunión y reconciliación. En estas parroquias la mayor preocupación de Alfonso fue la educación de los jóvenes y crear alternativas a las peligrosas bandas en las que se agrupaban ellos. En 1979 el Papa Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de la diócesis católica de Sacramento. A partir de ese momento se convertiría en un verdadero testigo y profeta de comunión. Siendo ya obispo, empleaba gran parte de su tiempo junto a los feligreses latino-americanos, a quienes visitaba frecuentemente en sus lugares de trabajo, defendiéndoles ante las autoridades civiles. Pasaba muchas horas de la noche con los jóvenes en los parques, animándolos a dejar las drogas y otras actividades criminales, invitándoles a misa y a hacer un mayor esfuerzo por construir un mejor futuro. Muchos de ellos vieron en él un padre que se interesaba por ellos y los escuchaba. Durante esa época, de forma insistente, defendió insistentemente el derecho a la vida. Todo el mundo tenía lugar en su agenda: pobres, enfermos, personas mayores, jóvenes, presidiarios, independientemente de su religión, cultura y color.

Son algunos detalles de la vida del ya declarado Venerable, en cuyo honor se presentó el pasado 22 de septiembre una nueva pintura, obra del artista mexicano Jaime Domínguez. El Prior general, Miguel Miró, y Mons. Carlos Briseño, obispo auxiliar de Ciudad de México, bendijeron el cuadro dedicado al obispo agustino recoleto, que se suma a la ya amplia colección de cuadros de santos de la familia agustiniana realizados por Domínguez.

La presentación del cuadro se realizó en la clausura del I Encuentro Internacional de Centros de Espiritualidad Agustino Recoleta (CEAR), celebrado en la Casa de la Recolección de Cuernavaca (México). Los Vicarios de México y EEUU, Javier Acero y Marlon Beof, respectivamente, presentes en la celebración, manifestaron que Mons. Gallegos representa un puente de comunión entre el pueblo norteamericano y el latinoamericano. Desde el último Capítulo general en que se decidió la unión de la Provincia San Nicolás de Tolentino y la de San Agustín, las comunidades agustino recoletas de EE.UU. y México han iniciado una colaboración mucho más estrecha, tanto entre religiosos como en labores apostólicas.

En palabras de Javier Acero, “la figura del obispo Gallegos representa ese puente de comunión entre dos realidades cercanas pero, a la vez, alejadas por conflictos de carácter político y económico, que los agustinos recoletos estamos llamados unir desde nuestro ser creadores de comunión. Monseñor Gallegos constituye para nosotros un ejemplo de testigo y profeta de comunión”.

La pintura de Jaime Domínguez, como todas las de su colección de santo agustinianos, muestra el rostro de Alfonso Gallegos sobre un fondo amarillo modernista. Incluye en la obra, totalmente cuadrada, la frase del Venerable «todo está en manos de Dios» y su nombre en la parte inferior.

La causa de canonización de Mons. Alfonso Gallegos comenzó en noviembre de 2006 y, a lo largo de los últimos años, han sido varios los pasos que se han dado en el camino a los altares del “obispo del barrio”. Más de 130 personas que conocieron al «Father Al» se han ofrecido para tomarles declaración sobre sus virtudes. Y fue 17 de marzo de 2016 cuando la Comisión de los teólogos de la Congregación de los Santos aprobó la práctica heroica de las virtudes cristianas de Alfonso Gallegos. Los obispos y cardenales confirmaron lo mismo con sus votos favorables el 5 de julio de 2016, y el 8 de julio de 2016 el Papa Francisco autorizó a la misma Congregación para promulgar el decreto de sus virtudes heroicas, concediéndole el titulo de Venerable.

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