El agustino recoleto Jesús María Cizaurre es desde 2016 obispo de la diócesis de Bragança do Pará, en Brasil. De gran extensión, se encuentra en mitad del Amazonas. Las dificultades sociales son también las dificultades pastorales del obispo, que pide observar más la realidad en su conjunto: lo bueno y lo malo.
Con el Sínodo que se celebrará en 2019, la Iglesia ha puesto sus ojos en la Amazonía brasileña. La labor pastoral, según indican quienes evangelizan en este lugar, se encuentra atascada y necesitada de un replanteamiento que obligue a modificar la evangelización para así conseguir nuevos frutos. El agustino recoleto Jesús María Cizaurre se muestra esperanzado con este encuentro. Desde 2016 es obispo de Bragança do Pará, al este de la desembocadura del Amazonas, en Brasil.
«Es una de las regiones que más ha sufrido la devastación de los bosques». Así analiza una realidad clara de su diócesis. La devastación ha acabado con parte de los grandes bosques, sumado a la pobreza extrema que viven la mayoría de sus habitantes. Esto será lo que analice el Sínodo, en el que Cizaurre está muy implicado por su diócesis y su labor en la CNBB. «Pensar en nuevas formas de evangelizaicón, en cómo llevar el evangelio, llegar a la gente con la fe y la palabra de Dios». Esta es la primera preocupación que analizará el Sínodo; la segunda, relacionada con la encíclica Laudato Si’: «Una preocupación por el medioambiente y la Amazonia».
¿Cómo es la Iglesia de Bragança? Para su prelado, «es un pueblo que procura vivir su fe y de forma ordinaria manifestarla». No obstante, existen retos. «Los desafíos de la pastoral son constantes; vemos que todavía nos falta mucho por realizar», indica con cierta preocupación. Su labor, asegura, apenas acaba de comenzar pese a llevar dos años y todavía sigue adaptándose a la vida y la gente de su diócesis.
En su caso, en una situación de pobreza con la que vive la población de Bragança, «la evangelización tiene también una dimensión social». Y es que además de transmitir la fe, es necesario ayudar a las personas que lo pasan mal. Se refiere con esto a las periferias del Papa Francisco. «Aunque haya habido evangelización, los problemas sociales están muy presentes», afirma.
Como obispo agustino recoleto, observa dos características clara que debe tener un prelado que siga este carisma. La primera, clara: la comunidad. «Que le guste la convivencia y la comunidad». La segunda, «importante y que Agustín lo tenía muy presente»: «Observar la realidad, qué es lo que tenemos; no solo cuáles son los problemas sino también cuáles son las cosas buenas, para apoyarlas». «Observar la realidad nos da condiciones para enfrentar la realidad pastoral», concluye.
#ObisposOAR es una serie de reportajes y entrevistas grabadas a obispos agustinos recoletos en los que analizan y dan su visión sobre la labor pastoral de la Iglesia