Las dos agustinas misioneras serán beatificadas en Orán el 8 de diciembre junto al resto de mártires de Argelia. Caridad Álvarez y Esther Paniagua «entregaron su vida por lo misión de Jesús»
La familia agustiniana vivirá el próximo sábado 8 de diciembre un día de júbilo y acción de gracias. Las agustinas misioneras Caridad Álvarez y Esther Paniagua, que murieron asesinadas en 1994 en Argel, serán beatificadas junto a los 17 religiosos mártires que murieron durante las revueltas de Argelia. La Iglesia premiará y celebrará así la vida y muerte de las dos agustinas españolas que murieron cuando iban a misa.
La ceremonia de beatificación tendrá lugar el 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada Concepción, y estará presidida por el arzobispo Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para la causa de los Santos. Junto al prelado concelebrarán los obispos de Argelia, así como sacerdotes y religiosos de todo el mundo, entre ellos el Prior general de la Orden de Agustinos Recoletos, Miguel Miró. Acudirán familiares de las mártires, así como la Superiora general y superioras provinciales de las Agustinas Misioneras.
Para la congregación, fundada en el siglo XIX, «esta beatificación es un gozo y una alegría». Así lo definió Piedad Pacho, Superiora general de las Agustinas Misioneras: «Es un reconocimiento a su valentía». En un encuentro con la prensa, la madre general de la congregación afirmó que «Cari y Esther entregaron su vida por la misión de Jesús como lo habían prometido». Y es que teniendo la oportunidad de abandonar el país, las dos religiosas decidieron continuar realizando su labor, pese al riesgo que esto conllevaba.
Tras el discernimiento que el obispo de Argel les ordenó realizar, decidieron «con libertad» continuar en Argelia, como comentó María Jesús Rodríguez, Superiora provincial de las Agustinas Misioneras. «La pregunta del discernimiento era qué quiere Dios de mí y qué necesidades tiene el pueblo».
Aceptaron continuar y siguieron realizando su labor diaria. María Jesús Rodríguez, que estuvo con ellas hasta el día de su asesinato, las define como «mujeres sencillas, creyentes y apasionadas de lo que hacían y eran». El día que murieron iban a ver una película cuando regresaran de la eucaristía. No obstante, en la puerta de la capilla en la que acudían a misa, recibieron varios disparos que acabaron con sus vidas horas más tarde.
Para la familia agustiniana, las Agustinas Misioneras realizarán dos eucaristías de acción de gracias. La primera de ellas, en la Catedral de León, de donde era natural Esther, el 15 de diciembre. Posteriormente, el 12 de enero, se celebrará una nueva eucaristía de acción de gracias en la Basílica Nuestra Señora de la Concepción, en Madrid, esta vez con los restos mortales de Cari y Esther, que posteriormente serán trasladados a una capilla de la congregación en Madrid.
El Santo Padre autorizó en enero de 2018 el reconocimiento del martirio de las agustinas misioneras Esther Paniagua Alonso y Caridad Álvarez Martín y el de los otros 18 religiosos asesinados: Mons. Pierre Claverie, obispo de Orán (Argelia), Hno. Henri Vergès, Hna. Paul-Hélène Saint-Raymond, P. Jean Chevillard, P. Jean Dieulangard, P. Charles Deckers, P. Christian Chessel, Jeanne Littlejohn, Hna. Angèle-Marie Denise Lecrerq, Hna. Bibiane, Hna. Odette Prévost, P. Christian de Chergé, P. Luc Dochier, P. Christophe Lebreton, P. Michel Fleury, P. Bruno Lemarchand, P. Paul Favre -Miville y P. Célestin Ringeard.
Con motivo de su beatificación, la Oficina de comunicación de la Orden de Agustinos Recoletos publicó en julio el documental Cari y Esther, Mártires de vida que recoge los testimonios de los Superiores generales de la familia agustiniana y de las personas que vivieron de cerca la muerte de las dos religiosas.