La comunidad de Sistina, creada en 1619 para residencia del procurador de los Agustinos Recoletos, celebra este año su 400 aniversario. Fue la primera comunidad en Roma y actualmente está formada por jóvenes agustinos recoletos que realizan sus estudios de especialización en las universidades romanas. Es una comunidad intercultural e interprovincial. «Aquí se encuentra la universalidad de la Iglesia»
La aparente modernidad del actual Colegio Internacional San Ildefonso y Santo Tomás de Villanueva disimula sus 400 años de historia. Sus muros son centenarios aunque entre ellos se respira vitalidad y juventud. La primera comunidad de los Agustinos Recoletos en Roma -creada en 1619- está hoy formada por religiosos jóvenes que realizan sus estudios de especialización en las universidades romanas. Es por eso que el agustino recoleto Juan Pablo Martínez, quien ha habitado en la casa hasta hace algunos meses, reconoce que «es un espíritu juvenil el que se vive a pesar de lo antiguo de sus muros».
Integrada actualmente por jóvenes, la comunidad de Sistina celebra en 2019 su 400 aniversario. En los comienzos de la Recolección Agustiniana, «se deseaba tener una casa en Roma que sirviera de unión con la Santa Sede», indica el agustino recoleto Ángel Martínez Cuesta, historiador. Aumenta la necesidad de esta comunidad debido a que era importante la presencia del procurador de los Agustinos Recoletos ante la Santa Sede. «Se decide fundar en Roma un hospicio donde viviera un fraile -el procurador- y algunos religiosos que le hicieran compañía», apunta Tomás Ortega, agustino recoleto y conocedor de la historia de la centenaria comunidad.
Ese el principal motivo por el que en 1619 se funda la llamada comunidad de Sistina -por su emplazamiento en la via Sistina-. Durante años tuvo un papel importante. Incluso llegó a ser durante varias décadas la sede de la Curia general de la Orden, hasta la construcción del nuevo edificio en la barriada del EUR. Desde hace cuatro décadas hasta hoy, es el Colegio Internacional San Ildefonso y Santo Tomás de Villanueva. Para Pablo Panedas, historiador agustino recoleto, «Sistina es una casa clave, no solamente en la historia de la Orden». Es la tercera comunidad más antigua que conservan los Agustinos Recoletos.
Panedas asegura que es clave por la historia y por los religiosos que actualmente viven en la comunidad. «Desde que es casa de estudios, es una comunidad clave porque es el lugar donde se forman los formadores», y añade que «es única». Y es que vivir en esta casa es una experiencia única. Bruno D’Andrea, agustino recoleto, realiza sus estudios en Roma y vive en la comunidad: «Gracias a Dios somos unos cuantos jóvenes a los que la Orden les ha permitido estudiar y profundizar».
Actualmente, Sistina la habitan jóvenes de las cuatro provincias de los Agustinos Recoletos y de varias nacionalidades. Son estas dos particularidades las que más destaca Juan Pablo Martínez: «Aquí no hay diferencia de provincias absolutamente para nada; simplemente todos los que viven en esta casa son agustinos recoletos y es lo que marca la identidad de todo lo que hacen». Esa multiculturalidad permite que esta casa sea «una vitrina de lo que es la Orden», dice Pablo Panedas.
El Prior general, Miguel Miró, asegura que en esta casa la revitalización del carisma ya se vive ya que «contiene elementos que nos tienen que animar a revitalizar la Orden». Destaca la memoria -la centenaria historia de este lugar-, la vida en comunidad entre las provincias y con la Iglesia, y la esperanza que supone el estudio de los jóvenes religiosos.
Si se puede resumir de alguna forma el pasado, el presente y el futuro de esta comunidad, quizás la frase de Pablo Panedas pueda servir: «Aquí se encuentra la universalidad de la Iglesia».