«Música para la vida» es un proyecto de musicoterapia de dos jóvenes de las JAR de Chihuahua que pretende reavivar la esperanza en niños enfermos de cáncer. «Esta terapia busca despertar en ellos el interés por ir al hospital»
Leslie Rey es miembro de las JAR de México. Cuando comenzó a trabajar en el Hospital Infantil de Chihuahua con niños enfermos de cáncer, hace ya más de cuatro años, se dio cuenta de algo: «Los chicos iban perdiendo el sentido de la vida, dejaban de ser niños». Las duras sesiones de quimioterapia les robaban la sonrisa de su cara. Desde entonces, cuenta Leslie que quería llevar a cabo algún proyecto que «marcara la diferencia» en el hospital.
El caso de Jennifer terminó de rematar su idea. Jennifer era una niña de cuatro años que sufría leucemia. Siempre que iba al hospital, le gustaba jugar con una guitarra de juguete. «Le hacía ilusión aprender clases de música», recuerdo Leslie, a quien le sorprendió la ocurrencia de la pequeña que, con tan poca edad, razonara con esa lucidez. Pensando sobre esto, la joven le contó la historia a Roberto Mendoza, también miembro de las JAR de México. Así, juntos, definieron y comenzaron a trabajar en una idea que ambos entendían como una necesidad.
Jennifer falleció y no podrá conocer el proyecto que, en gran medida, surgió de ella. Se llama «Música para la vida», un plan de musicoterapia que dos jóvenes de las JAR pondrán en marcha próximamente en el Hospital Infantil de Chihuahua para los niños con cáncer. En él llevan trabajando un año. Su propuesta ha sido premiada en un concurso de proyectos de emprendimiento social y, gracias a esa retribución, podrán comenzar en las próximas semanas.
Una ayuda contra el cáncer…
Roberto explica el proyecto como una terapia alternativa a su tratamiento. «La quimioterapia es bastante fuerte para los pequeños y por eso no quieren ir al hospital», explica. «Esta terapia busca despertar en ellos el interés por ir al hospital». El objetivo es llevarle la música a los niños de la planta de oncología del centro y que activen sus cualidades psicomotrices y psicológicas.
Este tipo de prácticas ya se llevan a cabo en otros lugares. «Además de que está comprobado científicamente que estimula el cerebro, ayuda a que no se desmotiven con la quimioterapia», indica Roberto.
Y es que cuando los niños están felices, su recuperación es más fácil. Cuando están tristes y pierden las ganas de luchar, no les ayuda a vencer el cáncer. E indirectamente también ayuda a la familia, que afronta la situación de forma más animada cuando ven a los niños felices.
… y para el alma
Pero «Música para el alma» no es solo una ayuda al tratamiento. También es un apoyo al alma de sus creadores. «Nos genera un beneficio en el corazón», afirma Roberto. Este proyecto pretende llevar «amor al prójimo, como hemos aprendido en las JAR», dice Leslie.
La musicoterapia es también una forma de apostolado para estos dos jóvenes de las JAR. Roberto dice rotundo: «Con la música llevamos a Jesús a los niños con cáncer». Afirma Leslie que su formación en las Juventudes Agustino Recoletas les ha enseñado «que toda la energía no se puede quedar en nosotros sino que debemos transmitirla».
Para su comunidad JAR, este proyecto permite, «ver -según Roberto- que todos podemos ayudar y crear ese espacio para la ayuda».
El proyecto se hará realidad
A través de Héber Hermosillo, también de las JAR de México, decidieron presentarse al concurso ‘Emprende por un cambio social’, organizado por Celiderh y FECHAC (Fundación del Empresariado Chihuahuense). «Planteamos el proyecto en el concurso entre otros 150 proyectos; de ahí quedaron 50 y después 15», relata Leslie.
«Música para la vida» ha sido premiada con $20.000 en segunda posición. El proyecto de Roberto y Leslie se hará realidad cuando adquieran con esa cantidad los materiales que necesitan los creadores para llevar a cabo su actividad y los pequeños enfermos para recuperar la alegría que el cáncer les pueda arrebatar.