Diez agustinos recoletos participan desde hace varias semanas en el curso de preparación para la profesión solemne. Está siendo una experiencia de comunión con otros hermanos, de encuentro consigo mismos y con Dios.
El curso de preparación para la profesión solemne reúne en España desde el pasado 24 de junio a diez jóvenes agustinos recoletos de hasta seis nacionalidades. Es esta diversidad de procedencias lo que a muchos de sus participantes más les está ilusionando. Pedro, agustino recoleto brasileño, afirma que en el curso ha encontrado «hermanos de otros países y compartimos la alegría y la experiencia de ser agustinos recoletos en el país en el que cada uno está trabajando».
Como Pedro, cada religioso que se prepara para su sí definitivo a Cristo en el curso está viviendo intensamente estas semanas de formación. Cada una de ellas está dedicada a contenidos básicos de la fe y el carisma agustino recoleto. «Dedicamos una semana a la sabiduría de la interioridad; otra semana, a la sabiduría de la eclesialidad; y otra, a la sabiduría de la comunidad», explica Javier Monroy, presidente del Secretariado General de Espiritualidad y Formación, responsable de estas jornadas.
Hay incluso actividades que podríamos pensar que salen de lo formativo pero que también son fundamentales. Durante esta semana, todos -formadores y formandos- realizan el Camino de Santiago. «Es una especie de ejercicios espirituales, pero caminando», bromea Monroy, quien explica que el objetivo es «internalizar lo que nos dice San Agustín de ser peregrinos en la vida, que estamos en proceso y que seguimos caminando».
El proceso actual en el que se encuentran estos jóvenes religiosos se acaba, según Antonio Max. Para él, el curso previo a la profesión solemne es un momento especial porque «estamos cerrando un proceso y abriendo otro». En esta situación, es necesario reflexionar el proyecto de vida. Hugo, de Costa Rica, afirma que el curso de preparación de la profesión solemne «es un tiempo para pensar en mí, para pensar en lo que la Orden me pide y me ofrece, y qué le puede ofrecer yo a la Orden».
Estas semanas -previas a la profesión solemne de los votos- favorecen el encuentro personal con Cristo, además de desarrollar diferentes aspectos del carisma agustino recoleto. «El hecho de cuestionar la identidad y mi sentido de pertenencia a la Orden me hace, no solo querer hablar de ella, sino amarla cada día más», confiesa John Eduard, colombiano. Fernando, de Brasil, asegura que durante estas semanas «veo que Dios llama a dar razones verdaderas que salen del corazón, que no sean el simple gesto de ser agustino recoleto sino una llamada verdadera».