Antífona de entrada Cf. 1R 5, 9. 11c
Dios le concedió sabiduría e inteligencia muy grandes y un corazón dilatado; su nombre se extendió por todos los pueblos.
Oración colecta
Renueva, Señor, en tu Iglesia
el espíritu que infundiste en san Agustín, obispo,
y así también nosotros, sedientos de la verdadera sabiduría
nunca cesemos de buscarte, fuente viva de amor eterno.
Por nuestro Señor Jesucristo.
(Versión del Misal de España)
Renueva, Señor, en tu Iglesia
el espíritu que infundiste en tu obispo san Agustín,
para que penetrados de ese mismo espíritu,
tengamos sed de ti, fuente de la sabiduría,
y te busquemos como el único amor verdadero.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de los Hechos de los Apóstoles (2, 42-47)
Vivían todos unidos y lo tenían todo en común
Después del día de Pentecostés, los hermanos eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. Todo el mundo estaba impresionado por los muchos prodigios y signos que los apóstoles hacían en Jerusalén.
Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno. A diario acudían al templo todos unidos, celebraban la fracción del pan en las casas y comían juntos alabando a Dios con alegría y de todo corazón; eran bien vistos de todo el pueblo y día tras día el Señor iba agregando al grupo los que se iban salvando.
PALABRA DE DIOS.
Salmo responsorial
Sal 83, 2-6. 11 (R/. Cfr. 5a)
R. Dichosos los que viven en tu casa, Señor
¡Qué deseables son tus moradas, Señor Todopoderoso!
Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne se alegran por el Dios vivo.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor Todopoderoso, Rey mío y Dios mío.
Dichosos los que viven en tu casa, Señor, alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza al preparar su peregrinación.
Un solo día en tu casa vale más que otros mil,
y prefiero el umbral de la casa de Dios a vivir con los malvados.
Segunda lectura
Lectura de la segunda Carta del Apóstol san Pablo a Timoteo (4, 1-8)
Proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo
Querido Hermano: Ante Dios y ante Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, te conjuro por su venida en majestad: Proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, reprocha, exhorta, con toda paciencia y deseo de instruir. Porque vendrá un tiempo en que la gente no soportará la doctrina sana, sino que, para halagarse el oído, se rodearán de maestros a la medida de sus deseos; y, apartando el oído de la verdad, se volverán a las fábulas.
Tú estate siempre alerta soporta lo adverso, cumple tu tarea de evangelizador, desempeña tu servicio. Yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe.
Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida.
PALABRA DE DIOS.
ALELUYA
Jn 10, 14
Aleluya, aleluya. Yo soy el Buen Pastor, que conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan (10, 7-18)
El buen pastor da la vida por las ovejas
En aquel tiempo dijo Jesús a los fariseos: Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí, se salvará, y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. EL ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago: yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.
Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
Tengo además otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer; y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo Pastor. Por eso me ama el Padre porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla. Este mandato he recibido del Padre.
PALABRA DEL SEÑOR.
Oración de los fieles
En el gozo de la solemnidad de nuestro Padre san Agustín, invoquemos, hermanos, a Dios todopoderoso, fuente de amor y de verdad, para que inspire nuestra oración.
- Por nuestra Santa Madre Iglesia; para que el Señor la fortalezca con la sana doctrina y conceda a todos los cristianos saber sentir con ella: roguemos al Señor.
- Por nuestros gobernantes; para que sean hombres de valor y honradez a fin de que, en nuestra patria y en todo el mundo, puedan los hombres vivir con dignidad, justicia y caridad: roguemos al Señor.
- Por el Prior General y por todos los Superiores y Superioras de nuestra Orden; para que trabajen incansablemente al servicio de la Iglesia y nos guíen a un más profundo cumplimiento de nuestro ideal religioso: roguemos al Señor.
- Por los hombres y mujeres que viven en el error o son esclavos de las pasiones; para que sus mentes y sus corazones se abran a la verdad: roguemos al Señor.
- Por los hogares cristianos; para que el Espíritu Santo suscite en ellos auténticas vocaciones que sirvan a Dios en la vida consagrada y en la difusión del Evangelio: roguemos al Señor.
- Por nosotros y por nuestra comunidad; para que aprendamos sinceramente la sabiduría, ardamos en el amor y lo comuniquemos a los demás: roguemos al Señor.
Dios, Padre nuestro, por los méritos e intercesión de nuestro Padre san Agustín, haz que aprendamos a servirte a ti, única fuente de toda nuestra alegría. Por Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
Al celebrar el memorial de nuestra salvación, te pedimos, Dios nuestro, que este sacramento de amor sea para nosotros signo de unidad y vínculo de caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
Antífona de comunión (1 Cor 10, 17)
El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan.
Oración después de la comunión
Protege con tus dones sagrados, Señor, a tu familia,
que has confortado con el alimento celestial
en la festividad de nuestro Padre san Agustín,
e infunde en nosotros la luz de tu soberano conocimiento
y la llama de la eterna caridad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición solemne
Que la paz de Dios que supera todo entendimiento,
guarde vuestros corazones y vuestras mentes
en el conocimiento y en el amor de Dios y de su Hijo,
nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Que Dios conserve la firmeza de vuestra fe;
os fortalezca con una esperanza constante;
y aumente vuestra caridad,
de manera que perseveréis pacientemente hasta el fin. Amén.
Y que Dios os conceda reuniros con san Agustín y todos los santos en la felicidad de aquella patria,
donde la santa Iglesia contempla con gozo a sus hijos
entre los moradores celestiales, en la paz perpetua. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso
Padre, Hijo + y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros y os acompañe siempre.