Cinco filipinos y dos nigerianos -los dos primeros sacerdotes agustinos recoletos de Nigeria- recibieron la ordenación sacerdotal en Quezon City (Filipinas).
La Orden de Agustinos Recoletos vivió el pasado 7 de diciembre un día histórico. Y es que no todos los días reciben la ordenación sacerdotal siete religiosos agustinos recoletos. Siete jóvenes fueron ordenados sacerdotes en Our Lady of Consolation Parish en Quezon City. De esta forma culminaron su etapa de formación y a partir de este momento realizarán su labor pastoral como sacerdotes agustinos recoletos.
Los agustinos recoletos protagonistas de la celebración fueron Jorr S. Rabacal, Monday Benjamine Edobor, Ifeanyichukwu Maximillian Omem, Jovy A. Gallego, Andrie S. Pugate, Tomakatsu N. Yamaguchi, y Fray Jessriel L. Marcha.Fue histórico además porque fueron ordenados los dos primeros sacerdotes agustinos recoletos nacidos en Nigeria: Edobor y Omem.
El obispo de Novaliches, Mons. Roberto Gaa, presidió la celebración de ordenación. En su homilía, recordó a los ordenandos y a los asistentes el significado de la ordenación: «La ordenación no es un acontecimiento mágico que borra todos nuestros problemas; (la ordenación) nos consagra ante Dios, que nos pone únicamente para el servicio de Dios. De hecho, es sólo un reconocimiento de las pequeñas cosas por las que pasaron estos diáconos. Tenga en cuenta que la formación sólo nos permite manejar nuestros asuntos, pero los asuntos siguen ahí. Pero hemos aprendido a manejarlos con esperanza», dijo el Obispo Gaa.
Después de la ordenación, el agustino recoleto Jovy Gallego, uno de los sacerdotes recién ordenados, pronunció un mensaje de gratitud dando gracias de corazón a Dios y a todos los que los ayudaron incansablemente a lo largo de sus años de formación. También pidió oraciones continuas por todos ellos, especialmente ahora que comienzan sus labores pastorales a las que han sido designados.
La celebración contó con la asistencia de un buen número de invitados, aproximadamente 1.000 personas, entre los que se encontraban los feligreses, los padres, familiares y amigos de los diáconos y los miembros de las diferentes congregaciones religiosas que acudieron.