El agustino recoleto Santiago Sánchez es desde 2016 obispo de la Prelatura de Lábrea. Situada en pleno «corazón» del Amazonas, tiene numerosos retos. Entre ellos, el de acompañar a un pueblo que se encuentra disperso y alejado. «Me siento más párroco que obispo», dice.
Para llegar a cualquiera de las comunidades del interior de la selva amazónica, el obispo agustino recoleto Santiago Sánchez debe realizar trayectos por los ríos que pueden llevar varios días incluso. Es la realidad que tiene que afrontar como prelado de la Prelatura de Lábrea, «en el corazón» del Amazonas -como explica el obispo-. Por ello, la evangelización en este lugar es diferente y compleja.
Mons. Santiago Sánchez explica que Lábrea «solo tiene cuatro ciudades y están en el río». Cada ciudad tiene sus misioneros -religiosos y religiosas- y tienen las comunidades del interior a su cuidado. Su labor es visitarlas y acompañar a sus fieles, aunque la mayoría solo recibe la visita de los misioneros una o dos veces al año. El prelado agustino recoleto relata que muchas comunidades no reciben a ningún misionero desde hace año. «Espero no jubilarme sin haber visitado todas», confiesa.
«La pastoral es mucho de afuera», dice. Reconoce que «lo difícil» de Lábrea es la atención pastoral de estas comunidades -«pequeñas, muy dispersas y muy distantes»-. «Eso sí que es evangelización», afirma.
Aunque tiene despacho, Mons. Sánchez apenas lo utiliza. «El obispo de Lábrea tiene que estar con el pueblo porque es lo que quieren ellos», asegura. Por eso, su papel consiste en acompañar, hablar, abrazar, impartir los sacramentos… El pueblo le quiere así, junto a ellos y no tras una mesa. Por eso, no es raro que diga: «Me siento más párroco que obispo».
Muchas de esas comunidades son indígenas. El obispo de Lábrea aclara que «con el Sínodo de la Amazonia se está idealizando al indígena y se piensa que es como hace 200 años». Sobre esto, explica que «el indígena vista pantalón, camisa y trabaja como cualquier otro» y no con plumas y con la cara pintada, como muchas veces se piensa. Precisamente es este el reto: «Que le enseñemos al indígena a desenvolverse con las cosas que tenemos aquí».
Preguntado por lo que aporta un obispo agustino recoleto a una prelatura como Lábrea, Mons. Santiago Sánchez indica que «el carisma agustino recoleto es lo que completa nuestro ser misionero». Lo dice principalmente por el sentido comunitario. «Allí es común todo, la gente te invitan a lo que tienen y se comparte todo», dice. Y además, la espiritualidad: «Si vas y no rezas, te pierdes y te desesperas».
#ObisposOAR es una serie de reportajes y entrevistas grabadas a obispos agustinos recoletos en los que analizan y dan su visión sobre la labor pastoral de la Iglesia