La Parroquia Nuestra Señora de la Consolación de Madrid ha trasladado sus celebraciones a Youtube para que su comunidad siga estando atendida, pese a la cuarentena por el COVID-19.
Como cada mañana, el agustino recoleto Miguel Ángel Ciaurriz celebra la eucaristía diaria en la Parroquia Nuestra Señora de la Consolación, en Madrid. Sin embargo, desde hace tres semanas no hay nadie frente a él. En su lugar, una cámara de móvil graba la celebración. Ante el confinamiento decretado por el Estado español como medida para frenar el contagio del coronavirus, este religioso lleva desde el 15 de marzo retransmitiendo la misa en Youtube para que sus feligreses puedan asistir desde casa a su cita diaria con el sacramento del altar.
Todo surgió cuando el Gobierno decretó la cuarentena en todo el país. Ciaurriz pensaba cómo hacer para mantener el contacto con la gente, ahora que no iban a poder asistir a la iglesia. «Teníamos que seguir haciendo comunidad», indica. En ese momento ocurrió lo que denomina una «confluencia de coincidencias». Carlos, un laico que ya había colaborado con jóvenes en la parroquia, le preguntó por qué no retransmitía las celebraciones de manera online. La propuesta le sedujo, aunque no sabía cómo llevarla a cabo con sus conocimientos técnicos. Casualmente en ese momento llegó otro joven, Jesús, que trabaja como editor gráfico y se ofreció para el manejo técnico. Todo lo que sigue a esa historia se puede ver en Youtube.
Para Miguel Ángel estas ‘eucaristías online’ -o Telemisa, como lo denominan- suponen un reto; preside una eucaristía sin gente aparentemente, pero con decenas de personas presentes de forma virtual. Se trata de «una cuestión de actitud». Cuenta un ejemplo que el ocurre diariamente: cuando dice ‘El Señor esté con vosotros’, no tiene en frente a la feligresía pero sabe que están congregados al otro lado de la pantalla, en sus ordenadores o en sus teléfonos móviles.
«Uno tiene que aprender a sentir comunidad, no por lo físico de estar acompañado sino porque lo sienta en el corazón», dice. En ese sentido, sabe que la comunidad sigue activa aunque de otra forma. La Iglesia está conformada por pequeñas comunidades, y en este momento se ve con claridad: cada pequeña comunidad se congrega en torno a la pantalla para seguir unidos la eucaristía y entrar en auténtica comunión.
«La gente realmente necesita esta celebración»
Los domingos se han superado las 1.000 visualizaciones y entre semana la misa tiene entre 400 y 500 reproducciones. «A diario recibo notas de agradecimiento -afirma-, dicen que necesitan esta misa». Recientemente el endurecimiento de las medidas de confinamiento ha obligado al cámara ha permanecer también en su casa y no poder ayudar presencialmente a Miguel Ángel Ciaurriz. Durante dos días la misa no se emitió mientras se estudiaban otras alternativas. «La gente se preguntaba qué pasaba, si yo tenía coronavirus; realmente necesitan esta celebración», cuenta el sacerdote.
La eucaristía se celebra a las nueve y media, se edita y se publica en el canal de Youtube de la parroquia a las 12 del mediodía. En sus homilías, Ciaurriz trata de «enfocar la palabra desde la realidad», aunque, según explica, «la Palabra nos levanta el ánimo y animarnos a vivir con esperanza». La situación genera miedo en la población. «Para mucha gente, Dios estaba en la periferia de sus vidas y el coronavirus les ha ayudado a volver». Por ello cree más necesarias que nunca estas celebraciones.
El agustino recoleto se muestra crítico con los comentarios de algunos teólogos, que piensan que estas misas «infantilizan a la gente». «La gente necesita contacto», replica Miguel Ángel. Por eso, aunque existen otras retransmisiones en televisión, la Parroquia de la Consolación seguirá publicando sus celebraciones para mantener unidos y atendidos a los integrantes de su comunidad. «Es una muestra de cercanía».