Una palabra amiga

La evangelización a través de las redes sociales

El autor reflexiona sobre el papel evangelizador de las redes sociales en este momento de pandemia, especialmente para acercar las celebraciones a los fieles.

Desde el día 16 de marzo que el Estado peruano decidió el Estado de Emergencia que supone el aislamiento social y confinamiento, en nuestra comunidad misionera de Santa Mónica de Chota decidimos que tanto la misa de la mañana como el Rosario de la tarde, junto con la Hora Santa de los jueves, se retransmitiera por el facebook de Radio Santa Mónica y de la parroquia Santa Mónica, dos plataformas virtuales que ya venían funcionando y que ahora se unían para que la misa y el santo rosario llegara a más participantes.

En la misa de la mañana, un sacerdote celebra en la capilla del Santísimo y se pasa online, mientras que los otros dos concelebran en el oratorio de la casa parroquial. En el santo rosario de la tarde está presente toda la comunidad y cada misterio se reza por un hermano, de forma que ven que es un rezo comunitario.

Después de llevar 68 días de confinamiento y aislamiento social podemos decir que, efectivamente, a través de estas plataformas digitales estamos llegando a muchas personas. En la mañana son más de 80 personas que nos siguen en directo, luego unas 200 que se unen a la grabación hasta el mediodía y al final del día podemos llegar hasta las 800 personas que han entrado bien sea para ver la celebración íntegra o una parte de la misma.

Se ha invitado a que los oyentes encomienden sus peticiones y lo solicitan en la página de la parroquia. Las intenciones de misas se dividen en dos apartados: Unos desean que pidamos por su salud y la vida, y otros, por sus seres queridos que han fallecido. Las listas están llenas de nombres, algunos conocidos y la mayor parte de desconocidos. Nos llegan intenciones de Estados Unidos, de España y aún de Macedonia. Pero lo más común es que las intenciones sean de nuestros fieles de Chota y también de Santa Rita de Casia, San Ezequiel Moreno, Santa María Magdalena de Lima y también de nuestra Señora de la Consolación de Chiclayo.

A petición de algunas personas que querían dejar su limosna para la misa que encargaban se les dio el número de cuenta de la parroquia y ellos voluntariamente depositan en el banco su limosna. En el rosario, simplemente dan sus intenciones pero no se recibe ningún donativo.

Esto nos lleva a pensar que la Evangelización, tal como dijo el Papa San Juan Pablo II en la reunión del CELAM tiene que ser nueva en “su ardor, en sus métodos y en sus expresiones”. En este tiempo de la pandemia, que se nos ha prohibido asistir físicamente, con gran inventiva de los pastores se ha hecho el uso de las redes sociales para que nuestros fieles tengan opción de seguir alimentando su fe con la palabra de Dios y con la eucaristía recibida espiritualmente.

En la prelatura, no somos nosotros los únicos en emplear estos medios, pues los sacerdotes diocesanos de Llama, Cochabamba, Lajas y La Ramada, entre otros, también están empleando estos medios digitales. Además, Católica Radio María, junto con Santa Mónica Radio transmiten la misa dominical presidida por Mons. Fortunato Pablo desde hace muchos años. Sin duda, también, que el soporte técnico que nos da Radio Santa Mónica, con la dirección del P. Nicolás,  es fundamental en lo que se refiere al sonido y la nitidez de la imagen

No es que la transmisión online vaya a sustituir la misa presencial. Eso nunca porque la participación de la comunidad y el alimento sacramental del cuerpo de Cristo es irreemplazable, pero en las circunstancias actuales ha sido y es un alimento real e importante, que muchos sacerdotes, en el mundo entero, han sabido aprovechar para mantener la comunicación virtual con sus feligreses.

Sin duda que esta pandemia nos va a centrar más en lo espiritual y en las cosas más esenciales. ¡Ojalá! nos haga sentir más hermanos en las relaciones humanas. Sin embargo, esto no quita que después de esta pandemia algunos vuelvan a la normalidad como si nada hubiera pasado. Los que no tienen fe, pueden seguir tal y como estaban antes. Sólo que lamentando el tiempo que han perdido para aumentar sus negocios o vida placentera.

Que esta crisis nos lleve a un mayor desarrollo personal y colectivo. El silencio y la meditación nos hacen madurar y una espiritualidad bien llevada conduce a una mejor disposición de servicio a los más desprotegidos. Las crisis producen una multiplicación en cadena de actos de solidaridad entre seres humanos y pueblos que fortalecen lazos de amistad y de destinos, tal y como lo estamos viviendo en todas partes.

¡Dios está con nosotros! Sigamos unidos. El mundo será diferente, mejor. Porque Dios siempre saca un bien de un mal. No tengamos duda. Confiemos que así será.

Ángel Herrán OAR

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