Las Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús custodian en Los Teques la hostia sangrada, el milagro eucarístico más conocidos de Venezuela.
En una sencilla custodia que sostiene una imagen de María entre sus brazos, las Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús conservan en su casa general en Los Teques uno de los milagros eucarísticos más conocidos e importantes de Venezuela. Se trata de la hostia sangrada: una hostia con manchas de sangre aun fresca y de la que, según la tradición, emanó sangre al partirla en cuatro partes. Miles de peregrinos acuden a la pequeña capilla de las ARCJ en la que se encuentra en adoración perpetua para contemplar este hecho y venerar al Santísimo en esa forma sorprendente.
Todo se remonta a 1991. El Padre Otty Ossa Aristizábal oficiaba en Finca Betania, ubicada en Cúa, Estado Miranda, la vigilia de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre. Según relataron el sacerdote y el ministro de la eucaristía, Guillermo Padrón -que también contempló el milagro-, al partir la hostia en cuatro partes y dejarla de nuevo en la patena, surgió una mancha roja de la que comenzó a emanar una sustancia roja de la misma forma que la sangre sale de una herida. «Segundos antes del sangrado de Hostia y en plena consagración, un rayo de luz blanco azulada y venida del cielo traspasó el techo de la antigua capillita iluminando la Hostia», relata Guillermo Padrón.
Sin explicación para la ciencia
El sacerdote tomó la hostia tras la misa y la protegió. «Al día siguiente, a las seis de la mañana, observé la hostia y encontré que la sangre era fluida y luego empezó a secarse», explicó el Padre Otty Ossa. Hasta tres estudios especiales sobre la hostia concluyeron que se trataba de un milagro: la sangre era humana y pertenecía al mismo grupo sanguíneo -AB- que los restos de otros milagros eucarísticos de otras partes del mundo. La doctora Daisy Cañizales, que dirigió una de las investigaciones, relató: «En el momento que me tocó determinar la especie, sentí mucha angustia porque al dar positivo y corroborar que era humana la sangre; un conflicto interno comenzó en mí, al pensar que si decía que la sangre era humana la gente no iba a creer en Dios, pues iba a pensar que la Iglesia era pura mentira. No tenía idea de las dos naturalezas de Jesús: hombre verdadero y Dios verdadero».
Unos meses después, en febrero de 1992, el obispo de Los Teques, Monseñor Pío Bello, aprobó el milagro: «Declaro por mi parte que sí hay razones suficientemente válidas para admitir el hecho milagroso del sangramiento de la hostia en Finca Betania». Entonces, la hostia sangrada fue trasladada a la Catedral de Los Teques, pero el número de peregrinos aumentó significativa y no era posible establecer una logística seguro para recibir a todos. Por ello, Mons. Bello concedió la custodia a las Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús.
Custodiada por las ARCJ
De la casa de las religiosas salió la hostia. El padre Otty pidió a las monjas que le colaboraran con la realización de formas grandes y pequeñas para la eucaristía que iba a celebrar en Finca Betania. Al entregar las cajas con las formas, la Madre Águeda les indicó: «Tengan cuidado con las formas al trasladarlas a Betania; recuerden que en cada una estará Nuestro Señor Jesucristo».
Actualmente la hostia, que se conserva en perfecto estado, se encuentra en adoración perpetua en una capilla de las religiosas. La capilla, que se denomina ‘La Transfiguración del Señor’, fue inaugura en 2011. Desde entonces han pasado por ella peregrinos de países latinoamericanos, Estados Unidos, Canadá, Europa y hasta del Japón. Desde entonces, Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús y peregrinos han pedido la intercesión de Jesús hecho eucaristía para las necesidades del mundo, de la Iglesia y de Venezuela.