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Final de un curso marcado por el COVID-19

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El curso ha terminado ‘virtualmente’ en el Colegio Fray Luis de León de Querétaro y el futuro es incierto: el nuevo curso podría comenzar como ha terminado éste.

El Colegio Fray Luis de León de Querétaro (México) cerró sus puertas por final de curso el 19 de junio, aunque de forma virtual. El Colegio se trasladó hace meses a las computadoras de alumnos y profesores del centro, que migraron a lo digital para sortear la pandemia. Por ello, el final del curso ha sido extraño, igual que el año escolar que concluye. Todo ha sido improvisado y urgente, conforme han ido ocurriendo los eventos. «Las autoridades educativas de México nos habían dicho que el curso terminaría el 7 de julio; hicimos planeación hasta que nos dijeron que se adelantaba al 19 de junio», relata Conchita García, directora del centro. «Tuvimos que cortar donde nos quedamos y ajustar muchas cosas», lamenta.

La incertidumbre de este curso se extiende al próximo. En unos meses el Colegio Fray Luis de León -que en 2020 celebra su 50º aniversario- debería volver a abrir sus puertas para comenzar un nuevo curso, pero por el momento no hay nada acordado y todo es confuso. «Dependemos de la evolución de un virus, por lo que no sabemos si regresamos al colegio o seguimos de forma virtual», indica Conchita. Todo está en el aire: no se sabe cómo será la matrícula de alumnos, y por tanto tampoco se puede asegurar la plantilla de profesorado. «Es muy difícil pensar en el año que viene sin tener certezas de nada».

«Tenemos esperanza de que esto cambie»

Aunque Conchita afirma que «nuestras perspectivas no son claras», en el centro confían en que la incertidumbre se disipe. «Tenemos esperanza de que esto cambie -dice-, de que el coronavirus pase, se reactive la economía y las familias puedan tener la estabilidad que se requiere». Momentáneamente seguirán trabajando en el día a día, como han hecho desde que comenzó la pandemia. Si bien el centro ha demostrado que puede continuar su labor educativa en el entorno virtual, Conchita invita a pensar que «existe la posibilidad de ser una escuela híbrida», compaginando lo virtual y lo presencial.

Durante estos meses, las clases se han mantenido virtualmente en todas las áreas, se han utilizado nuevas aplicaciones educativas y se ha realizado un seguimiento psicológico a los alumnos y sus familias. Los alumnos se han graduado a final de curso, aunque a través de una pantalla pero con sus casas decoradas a la altura del evento. Todo ello, sin un horizonte claro. El COVID-19 continúa presente y seguirá estando a corto-medio plazo sin una vacuna que lo remedie. En la comunidad educativa no ha habido casos de contagio, según informa su directora.

Aunque las perspectivas no sean muy halagüeñas, siempre hay una lectura positiva. En el caso de Conchita García, su conclusión es que se debe ser «mucho menos superficiales y enfocarse más en el ser que en el hacer», así como que «la convivencia es fundamental».

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