Te contamos

Siguiendo las huellas de San Agustín

La vida de San Agustín transcurrió por múltiples lugares; desde África, su cuna, hasta Milán, donde encontró y sintió el amor de Dios.

El 13 de noviembre del año 354 nació en Tagaste el pequeño Agustín, hijo de Patricio y Mónica. En la actual ciudad argelina de Souk-Ahras comenzó una apasionante historia que llevó a Agustín por diferentes urbes del antiguo Imperio Romano, como él mismo cuenta en Las Confesiones. En Madaura, a pocos kilómetros de su ciudad de nacimiento, realizó sus primeros estudios y posteriormente viajaría hasta Cartago.

En el norte de África vivió sus primeros años, algunos de ellos marcados por episodios tormentosos que le alejaron de la «belleza siempre antigua y siempre nueva» que encontró y entendió años más tarde en Milán. Tras el nacimiento de su hijo Adeodato y sus primeros años como profesor, viajó hasta Roma y posteriormente a Milán. Allí conoció al obispo Ambrosio, que le ayudó en el camino de su conversión. Fue en Casiciaco, al norte de Milán, donde Agustín sintió la fuerza del amor de Dios y se convirtió finalmente a la fe católica.

Poco después falleció en Ostia su madre, que tanto había rezado y llorado por la conversión de su hijo. Después de la muerte de Mónica, viajó hasta Tagaste donde comenzó su vida en comunidad siguiendo la misma regla que él mismo escribió. No obstante, al poco fue ordenado obispo de Hipona. Allí ejerció su ministerio episcopal, escribió gran parte de sus obras e incluso viajó desde aquí a otros lugares para visitar a otros obispos y enfrentarse a los principales líderes donatistas. El 28 de agosto del año 430, Agustín murió en Hipona.

X