Una palabra amiga

¿Los jóvenes están perdidos?

La autora reflexiona en este artículo sobre la responsabilidad que tiene la Iglesia con los jóvenes y por qué no deben darse por perdidos.

En estos dos últimos años las frases que más he escuchado son: “los jóvenes ya no son como antes” “los jóvenes son egoístas” “los jóvenes de ahora no tienen arreglo” “los jóvenes son irresponsables” “los jóvenes no saben lo que quieren”, etc., etc., etc.…

Alguien me envió el video testimonio de un joven rapero español llamado artísticamente Grilex, el cual, en una parte del video expresa:

“muchas personas dicen que los jóvenes están perdidos, y no, estamos desorientados. La perdición es cuando ya no hay vuelta atrás y estar desorientados es cuando dices ¡jo! No sé por dónde caminar”.

Pienso que si Jesús estuviera en esta época como hace 2021 años, más que “quejarse de los jóvenes” los acompañaría y como buen maestro, su pedagogía sería muy distinta: la del amor. Un amor que lleva a Jesús no solo a preocuparse sino a ocuparse.

Jesús caminaría con los jóvenes, los escucharía sin juzgarlos, los animaría a luchar por sus sueños, nos los criticaría, más bien intentaría ponerse en los zapatos de ellos, no les pondría la etiqueta de perdidos ni mucho menos intentaría imponer sus ideologías. Jesús acogería con respeto lo que habita en el corazón de cada joven.

Estoy segura que no hablaría con ellos de la misma manera en la que hablaba con sus discípulos o con los maestros de la ley, muy seguramente Él adaptaría su lenguaje al actual. Se inclinaría por conocer las expresiones que utilizan los jóvenes hoy en día para comunicarse entre ellos, sería creativo y escudriñaría la manera en la que ellos se relacionan sin fines de invadir e imponer sus ideas buscando cambiar de la noche a la mañana sus pensamientos.

Los jóvenes de hoy en día son los Agustín de hace unos siglos, son personas que desean ser orientados, pero sin sentir que se les quiere obligar a algún compromiso. Son personas que desean encontrar la verdad y que en el mundo actual reciben muchas ofertas disfrazadas de ser las indicadas y de cierta forma eso desvía el corazón y hace que el joven no busque dentro lo que necesita sino fuera, en consecuencia, surgen personas con fracturas, despersonalizadas ¿y por eso hay que decir que están perdidos? ¡No! Más bien la actitud de los que estamos del otro lado del charco sería la de San Ambrosio, la de saber dirigirnos a ellos con elocuencia, pero también sabiendo escuchar sin juzgar.

Es cierto que es muy complejo comprender al joven de hoy en día, pero supongo que también lo fue para los adultos que les toco lidiar con los jóvenes de los años 80 y 90. Es una tarea compleja mas no imposible. Pienso que la clave está en acompañar, en caminar junto a ellos y escuchar lo que quieren, porque detrás de ese querer y de un aparente aire de rebeldía hay una persona pidiendo casi a gritos ser escuchada, aceptada, amada y comprendida.

La juventud de hoy día no necesita un adulto que haga de juez, que le esté constantemente repitiendo sus errores, de hecho, ya el mismo joven es en sí mismo su propio juez (muchas veces un juez severo) y quizás lo que necesita de parte de los demás es un poquito de misericordia, como decía anteriormente, alguien que sepa caminar con ellos.

Jasmeiry De La Cruz MAR

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