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Abrir las manos con libertad y generosidad para acoger los retos

El agustino recoleto Erich Coti realizó el sábado 27 de febrero la profesión solemne de sus votos como agustino recoleto, agradeciendo el don de la vocación.

La profesión solemne supone la confirmación de la vocación como agustino recoleto, el sí firme y perpetuo a la llamada de Dios. Así lo sintió el religioso guatemalteco Erich Coti, que el pasado sábado 27 de febrero realizó en Bogotá (Colombia) la profesión solemne de sus votos como agustino recoleto. El joven se reafirmó en su decisión de seguir a Cristo a través del carisma de la Recolección agustiniana.

En la celebración, presidida por el prior provincial de la Provincia Nuestra Señora de la Candelaria, Albeiro Arenas, el profeso estuvo acompañado de varios religiosos, religiosas, fieles y miembros de la comunidad educativa del Colegio Agustiniano Norte de Bogotá. En sus palabras finales de agradecimiento, recordó con cariño a su familia. «Gracias por moldearme según sus corazones», dijo. Aunque no pudieron estar presentes en la eucaristía, pudieron seguirla en directo a través de redes sociales.

Desde el corazón confesó que «no hay sensación más fuerte y certera que poder buscar a Dios». Afirmó que la profesión solemne «no es la meta» y que desde este momento debía «seguir abriendo las manos con libertad y generosidad para acoger los retos y desafíos que supone ser instrumento de Dios y signo encarnado de su amor hacia la humanidad».

En su homilía, Albeiro Arenas quiso hacer recordar al recordar que «lo más difícil al vivir un momento de prueba es la tendencia a pegarse a las cosas». Por eso, le invitó a recordar «las acciones del Señor. Además, también le indicó que «vivir en castidad en la tierra, no desear nada como propio y obedecer con amor», siguiendo la regla de San Agustín, es el camino elegido para ser santo.

Como indica el rito, durante la profesión solemne se produjo el interrogatorio, la letanía de los santos, la fórmula de la profesión y la bendición solemne del profeso. Posteriormente, los religiosos agustinos recoletos abrazaron al religioso.

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