El autor reflexiona sobre la vida, entendida esta desde la misma concepción, frente a las corrientes sociales favorables al aborto.
Cada 25 de marzo la Iglesia celebra la solemnidad de la Anunciación del Señor y al mismo tiempo el Día del Niño por Nacer en consideración a que ese día contemplamos a María que concibe en su vientre, por obra del Espíritu Santo, a Jesucristo, niño y Salvador. Pero, frente a esta clara manifestación a favor de la vida, en cambio, el Congreso de la República ha admitido a debate un Proyecto de Ley que pretende legalizar el crimen abominable del aborto en el Perú. Una vez más se busca atentar contra la vida de los Niños por Nacer, los peruanos más pobres e indefensos, quienes no tienen voz para defenderse ni votan. Frente a este atropello se ha alzado la voz de un obispo valiente, el arzobispo de Piura, Mons. José Antonio Eguren, que ha escrito una carta valiente, titulada “No al aborto, defendamos la Vida” y que les quiero comentar.
El documento, admitido a debate de ley, ha sido remitido a las Comisiones de Constitución y Reglamento, y Justicia y Derechos humanos del Congreso y lo que pretende es nada menos que legalizar la eliminación de la vida que está por nacer hasta la semana 14 de gestación. Pasado el plazo de catorce semanas, la madre podría abortar en los casos de violación y cuando considere que su vida o salud integral se encuentran en peligro. Se arguye en el proyecto de ley la necesidad de regular el derecho a la maternidad “libremente decidida”, así como educar en el colegio a las menores de edad en sus “derechos sexuales y reproductivos” (léase aborto), entre otros despropósitos.
¿Pero en qué se basan para decir tales cosas? Este proyecto de ley busca afirmar que la vida comienza en el momento en que la madre decide tener a su hijo. Esto es un gran despropósito porque afirmar que la vida depende de la voluntad de alguien, aunque éste alguien sea su propia madre, es un disparate a nivel científico y jurídico porque tanto la ciencia como la ley afirman que el feto concebido ya tiene derechos. La evidencia científica afirma de manera consistente y contundente que la vida humana comienza con la concepción o fecundación, en la unión del espermatozoide masculino con el óvulo femenino. Desde ese momento hay dos vidas que amar, proteger, defender y siempre salvar: la de la madre y la de su hijo. La Constitución Política del Perú, en su Art. 2, reconoce al concebido como sujeto de derecho en todo cuanto le favorece.
Hay personas que dicen que en caso de la violación de la mujer o peligros de la vida de la madre sí se puede abortar, ¿esto es cierto? No, ni hablar. La legalización del aborto por violación y peligro de la vida de la madre después de la semana catorce es un grave pecado, en el fondo ello equivale a la desprotección total del Niño por Nacer y a poner el aborto a libre demanda, porque bastaría una declaración de violación o que el embarazo produce estrés para que la mujer pueda acceder al aborto en cualquier momento, es decir, al asesinato de un inocente en el vientre de su madre. Volvemos a afirmar: “No existe el derecho para matar, para asesinar, sólo existe el derecho a la vida”. La vida humana debe ser siempre acogida, defendida y protegida desde la concepción hasta su fin natural. Recordemos las palabras del Concilio Vaticano II: “La vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables” GES, n. 51.
La mayoría de los peruanos nos oponemos al aborto porque sabemos bien que desde la concepción o fecundación ya hay una nueva vida humana que tiene todo el derecho a vivir, como nosotros. Pero a pesar de ello, una minoría ideologizada que responde a grandes intereses internacionales busca imponer leyes que atentan contra la vida y dignidad de la persona humana y el sentir de la inmensa mayoría de peruanos. Esto se está dando también en Argentina y ya está aprobado en España. Pareciera que estamos copiando de ellos, como si eso fuera de civilizaciones adelantadas. Lo que hay detrás de este proyecto es que una minoría local ideologizada busca responder a grandes intereses internacionales, en unión con ONGs que mueven grandes cantidades de dinero, buscando imponer leyes que atentan contra la vida y la dignidad de la persona humana.
¿Este es el problema que actualmente urge atender en Perú? Nada de eso. Estamos en plena pandemia del Covid-19 y a ello deberían estar concentrados la atención y los esfuerzos de nuestra clase política a resolver la dramática crisis sanitaria, económica, política y moral que vivimos. Estos son los verdaderos problemas por atender. No hay hospitales bien equipados para atender la pandemia, oxígeno, camas UCI, medicinas, pruebas moleculares suficientes para salvar la vida de los peruanos, enfermos de Covid-19, y ¿se pretende destinar recursos al sistema de salud para matar? Es una contradicción y un completo absurdo que congresistas, promuevan, en las actuales circunstancias de pandemia, ni en ningún otro caso, iniciativas de este tipo cuando vemos sobrecogidos cómo en tiempos de coronavirus hay una lucha heroica por la vida, tanto, por parte de los enfermos, como de sus familiares, de los médicos y de nuestro personal de salud. Pero, ¿acaso no tienen cosas más importantes que tratar y solucionar? Confiemos en que las Comisiones del Congreso de la República que estudiarán y debatirán este proyecto de ley lo desestimen y archiven, por inconstitucional y violador del primero de los derechos humanos: el derecho a la vida.
Además, este punto de la defensa de la Vida y de la Familia se ha de tener muy presente a la hora de votar por los candidatos en las próximas elecciones del 11 de abril. No admitamos ideologías extranjeras contrarias a la familia y a la vida.
Ángel Herrán OAR