El autor reflexiona sobre el papel que debe desempeƱar la mujer en la sociedad y las injusticias que enfrenta en el mundo actualmente.
Hoy hablamos intensamente de dos cuestiones. La primera, de la necesaria reconstrucciĆ³n social que sucederĆ” a la pandemia. Si algo bueno ha podido traer consigo la COVID-19 es la oportunidad que nos ofrece de impulsar, de una vez por todas, una verdadera transformaciĆ³n de la sociedad. No sirve un simple volver a como estĆ”bamos. El otro de los temas, relevante y recurrente, es el feminismo. La mujer no ocupa la posiciĆ³n debida en nuestro mundo.
ĀæY si los dos asuntos se unieran? ĀæY si transformĆ”ramos el mundo como la mujer sencilla transforma cada dĆa la vida? ĀæY si sus valores son el impulso que necesita nuestra sociedad? Es la cuestiĆ³n que plantea Isabel SĆ”nchez en su libro Mujeres brĆŗjula (Espasa, 2020), un libro para pensar y dialogar. Y es que las mujeres deben ser las brĆŗjulas que marquen el norte en este bosque de retos. La autora plantea diez retos, aunque en realidad son innumerables.
Es obvio que el mundo necesita a la mujer, como es obvio que Ć©sta no goza de total igualdad. Sin embargo, la igualdad no consiste en que la mujer ocupe el puesto del hombre. La sociedad no avanzarĆ” renegando del hombre y maldiciendo su existencia, como proclama imperantemente los extremismos dominantes. La mujer no debe escalar hasta superar al gĆ©nero contrario; tiene que escalar para ponerse a su altura y asĆ caminar juntos. Igual que la familia requiere, con el mismo peso, del hombre y de la mujer -sin ambas figuras no es posible la vida-, tambiĆ©n la sociedad y todo proyecto humano necesita del hombre y de la mujer. Nuestro mundo necesita a todas las personas de igual manera, sin importar su sexo. Ni es buena la preponderancia del hombre ni lo serĆa la de la mujer.
Mujeres brĆŗjula es una guĆa de crecimiento personal. Todos, pero especialmente los hombres, necesitamos las virtudes de la mujer. Hemos de aprender a cuidar, a tener coraje, a ser valientes y a amar como lo hacen las madres. Son valores feminizados pero no femeninos, como recuerda la autora. Toda persona deberĆa aspirar a ser como esas mujeres referentes que en la vida cotidiana, a base de amor y cariƱo, esfuerzo y compromiso, cambian el mundo. Dice Isabel SĆ”nchez en el libro que āla mujer tiene un enorme potencial para desarrollar su capacidad innata de intuir en cada circunstancia el valor especial de la personaā. La mujer es Ćŗnica.
Lamentablemente, aun hoy necesitamos frenar y eliminar todas esas injusticias que no nos permiten cambiar el mundo y conseguir una sociedad realmente justa. Leyendo este libro me vino a la memoria la famosa copla del Carnaval de CĆ”diz escrita por Antonio MartĆnez Ares contra la violencia machista: āĆl sĆ³lo buscaba criada, una esclava, una mujer para parirā. No es ninguna criada ni una esclava. La mujer es elemento que da sentido y explica la vida, en el sentido mĆ”s amplio y autĆ©ntico. ĀæPor quĆ© entonces continĆŗa sufriendo la violencia y muriendo asesinada? ĀæPor quĆ© es un problema para una empresa que una madre tenga un hijo? ĀæPor quĆ© se sigue tratando con mujeres, como si fueran objetos? Todo esto no va de cambiar lenguajes para ser mĆ”s āinclusivosā; se trata de demostrar el valor Ćŗnico e inmenso que tiene la mujer.
Muchas de ellas han sabido cultivar lo bello junto a lo Ćŗtil. āEs lo que han hecho y hacen hoy en dĆa muchas mujeres a las que podemos calificar de mujeres brĆŗjula, porque en cualquier circunstancia nos orientan hacia un norte: la persona y su valorā. Sin la mujer no somos nada; pero nada de nada.