El nuncio de Su Santidad en España, Bernardito Auza, presidió la solemne eucaristía de la fiesta de San Ezequiel Moreno en Monteagudo (Navarra).
La festividad de San Ezequiel Moreno se vivió de forma especial en Monteagudo, donde descansan los restos del santo agustino recoleto. El nuncio de Su Santidad en España, Bernardito Auza, presidió la solemne eucaristía del día 19 de agosto en el Convento-noviciado de los Agustinos Recoletos. Allí, el 19 de agosto de 1906, falleció el obispo de Pasto y misionero agustino recoleto.
El nuncio recordó la figura de San Ezequiel Moreno, quien aseguró que es «muy querido en mi país, Filipinas». Del santo destacó especialmente su celo misionero y sus grandes iniciativas en la misión evangelizadora, tanto en Filipinas como en Colombia, «tan grandes como su corazón». Asimismo, resaltó su entrega a la Iglesia más necesitada, más concretamente durante su etapa de obispo en Colombia. Según dijo, ésta ha sido siempre reconocida. Por último, recordó como ya enfermo decidió volver a Monteagudo, «para morir bajo el manto de la Virgen del Camino», que se venera en el convento y a la que San Ezequiel tenía enorme devoción. Monseñor Auza tuvo también unas palabras de agradecimiento a los Agustinos Recoletos por su ingente labor misionera en su país y en otros.
Al inicio de la misa, Mons. Hernández Sola, obispo agustino recoleto de Tarazona, explicó la importancia que Filipinas tuvo para San Ezequiel, al que ha calificado como un «verdadero y gran misionero» en el país asiático. «Su celo pastoral en Mindoro, Paragua, Manila -dijo- fue desbordante durante los 16 años que misionó en aquellas islas», y recordó que «este año celebramos los 500 años de la evangelización de aquel querido y amado país, donde los agustinos recoletos escribieron la más bella historia de la recolección» por lo que es «oportunon recordar la figura de este insigne misionero».
Por su parte, el prior general de los Agustinos Recoletos, Miguel Miró, agradeció al nuncio por su visita en este día tan especial para la Orden y resaltó la estrecha y antigua relación de los religiosos agustinos recoletos con Filipinas y la misión.
«¡Que san Ezequiel Moreno nos bendiga a todos!»
Al concluir la celebración, el nuncio visitó la habitación en la que habitó san Ezequiel sus últimos días, que conserva su mobiliario original. En la mesa de la habitación, Mons. Auza firmó en el libro de visitas de la comunidad:
También en nombre del Santo padre, el Papa Francisco, saludo afectuosamente y doy la bendición apostólica a la comunidad de los Agustinos Recoletos de Monteagudo. ¡Que san Ezequiel Moreno nos bendiga a todos y que ayude siempre a las misiones recoletas!