La Madre Marelis Parada afronta con esperanza su segundo periodo como superiora general de las Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús.
La Madre Marelis Parada se encuentra en la casa generalicia de las Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús, el Instituto Corazón de Jesús en Los Teques, Estado Miranda. Es una de las regiones más empobrecidas de Venezuela. En esa casa, la Beata María de San José Alvarado comenzó en 1901 la obra que hoy mantienen y extienden más de 100 religiosas. Marelis ha sido reelegida recientemente como superiora general de la congregación, que ha celebrado su XII Capítulo general con el lema “Con Cristo y para Él, hasta ser morada de Dios, en el Espíritu”.
La Madre general afronta con esperanza los retos que la Congregación debe hacer frente. Actualmente cuentan con 15 obras, la mayoría en Venezuela y algunas en Perú y Colombia. En todos estos lugares son muchas las dificultades sociales y personales que perciben, y cada día trabajan para reducirlas. En todo su esfuerzo siempre encuentran un fundamento. “Vemos con gozo el paso extraordinario de Dios en nuestra humilde congregación, que sigue apostando por el pobre, que da esperanza, que siembra sonrisa, que acompaña al vulnerable”, explica Marelis Parada. Son las aspiraciones de las religiosas: “Las Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús, desde hace algunos años, nos sentimos en salida”. Siempre compartiendo con los demás el amor de Dios.
Según indica la superiora general, en este momento se consideran “Agustinas de corazones inquietos y constructoras de comunidades fraternas”, “Recoletas que apuestan por la interioridad” y “de Corazón de Jesús porque todo nuestro amor e inspiración descansan en Él”.
Volver al origen para encarar el futuro
El Capítulo general celebrado del 22 al 30 de agosto ha coincidido, entre otras cosas, en el deseo de “continuar de manera prolongada la obra carismática” de los fundadores y hermanas. Marelis Parada indica que “hemos vuelto a la fuente, tocado las raíces fundacionales de nuestra congregación, acogiendo el corazón del pobre y de necesitado”. En este sentido, hay algo que no se perderá, pues es ahí donde se sustenta toda su labor: “Continuaremos moviéndonos por la fuerza y creatividad del Espíritu Santo, quien sigue suscitando en el corazón de muchas jóvenes el deseo de seguirle desde nuestra congregación”. En este momento, los laicos cobran un papel clave. La religiosa asegura que “nos sentimos comprometidas en continuar la labor evangelizadora con los laicos que hacen vida nuestro carisma”.
La Superiora general hace suyas las palabras de la Beata María de San José: “Los desechados de todos, los que nadie quiere recibir, ésos son los nuestros”. Como lo fueron en sus inicios, los pobres seguirán siendo la prioridad de su día a día. “Ellos han sido -dice- el campo fecundo de nuestra misión, el lienzo en el que se ha dibujado nuestra historia, la parte de la humanidad que nos toca, el pasado, el presente y seguirán siendo el futuro”. En este punto, Marelis Parada afirma que esto “solo es posible a partir de una caridad impregnada de Eucaristía”. Y es que este sacramento es parte fundamental de la congregación.
Frente a un bosque de desafíos sociales
Después de estos meses, el COVID-19 es uno de los principales desafíos a los que se enfrentan. “Nos ha llevado a replantearnos el servicio de cada día, de manera que podamos seguir adelante con nuestras obras”, explica. Profundizando, la Madre general analiza: “El impulso natural de esta pandemia es encerrarse y aislarse del otro, perder contacto, salvar la propia vida, dejar de estar y de hacer; pero sabemos que para nuestros pobres eso significa la muerte”. Frente a esta cultura del descarte de la que habla el Papa Francisco, las Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús han decidido “seguir adelante, construyendo un mundo más humano y dignificante de estas realidades tan difíciles”.
Y es que el COVID-19 no es la única dificultad. La educación en Venezuela es otra de ellas. “Es beneficio de unos pocos y la mayoría de nuestra niñas son de bajos o escasos recursos”, indica la Madre Marelis, quien concluye: “El reto en este ámbito es precisamente educar y lo seguiremos haciendo”. En el país en el que nacieron siguen luchando cada día contra las adversidades, sufriendo la crisis socieconómica: alimentando a personas sin recursos y cuidando de niños abandonados, mientras los venezolanos huyen al exterior.
La escucha, generar espacios de encuentro, la adoración a la Eucaristía, el buen trato, la sinodalidad o la evangelización son algunas de las palabras que resuenan en la mente de la Madre Marelis. Las Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús se proponen seguir caminando en el presente, mirando hacia el futuro con esperanza y sin olvidar el origen. «Nos reconocemos bendecidas, nuestras raíces siguen vivas».