Maricela Valles se sintió acogida con los brazos abiertos por los Agustinos Recoletos cuando llegó a España. Hoy es presidenta nacional de la Fraternidad Seglar Agustina Recoleta.
Son muchos los venezolanos que se ven obligados a emigrar a España. Maricela Valles fue una de ellos. Llegó a España en 2001 y se estableció en Getafe, cerca de la parroquia de Nuestra Señora de Buenavista, administrada por los Agustinos Recoletos. Fue así como conoció el carisma agustino recoleto.
Sabe qué es la comunidad porque lo experimentó ella misma. «Cuando llegué sentía nostalgia y la comunidad de los Agustinos Recoletos me abrió las puertas sin límites», recuerda. Viajó junto a su marido y sus tres hijas. «He aprendido lo que es la acogida a los necesitados», afirma. Sus inicios fueron difíciles, pero podían haberlo sido aún más de no conocer a los religiosos.
Uno de ellos, el agustino recoleto Fermín Salvatierra, le habló por primera vez de la Fraternidad Seglar Agustina Recoleta. «Nos invitó a la formación», rememora. Maricela no tiene dudas de que esta invitación del sacerdote fue «una llamada del Señor». «Iba a la parroquia y participaba en los asuntos de la parroquia, pero aquello me hizo sentir ilusión».
Tres años más tardes, en 2009, Maricela realizó, junto con otros nueve hermanos, las promesas como seglar agustina recoleta. Para ella, «ser de la Fraternidad Seglar es ser agustina recoleta». De todo, destaca el cambio que ha dado su vida tras acercarse al carisma agustiniano. «Estudiar a San Agustín ha supuesto un crecimiento personal, de desarrollo y madurez», indica.
El pasado mes de octubre, Maricela Valles fue elegida presidenta de la Fraternidad Seglar Agustina Recoleta de España, cuyos miembros han depositado en ella una confianza que considera «muy grande». Un reto que asume «con mucha ilusión y con mucha responsabilidad», pero, sobre todo, poniéndose en manos de Dios, el amigo que le ha acompañado en este viaje.