Una palabra amiga

Vivir con verdad

Llego a la necesidad personal con una pregunta a mĆ­ mismo: ĀæquĆ© temple lleva mi vida, sobre todo, en el aspecto total de mi fe? La pregunta es necesaria y me lo planteo cuando amanece una preocupaciĆ³n al pensar que el aƱo nuevo va viniendo y es necesario, mirando el anterior, situarme ante un examen de conciencia. Me pregunto si en mĆ­ hay ilusiĆ³n, si soy capaz de mirar el futuro, si quiero vivir con fe y con clara presencia de Dios.

La vida, en todo momento, nos abre siempre una realidad que ojalƔ tuviƩramos un fondo de interioridad para caer en la cuenta de que ella nos llama, sin pretextos, a dar a nuestra persona la verdad del ser y el del hacer, con una mirada total, lo que es la verdad y la felicidad. Como personas que mantenemos un ritmo a nuestro estilo, siempre hay una llamada maravillosa que quiere entrar dentro de cada uno de nosotros y crear un ambiente clarƭsimo de luz y de verdad: Dios.

La fe no es un momento de rezar o de pedir: es, antes de todo, una gracia que Dios pretende hacer entrar en cada corazĆ³n y que asiente a nuestra persona en una visiĆ³n de sĆ­ mismo y con carĆ”cter no propio sino de una gracia que la fe nos hace entrar y permanecer en nuestro corazĆ³n, en plena conciencia que se recibe de Dios. Ɖl levanta el ser y el hacer de quien es consciente de creer y de saber cĆ³mo la vida, no es una mera ocasiĆ³n de ser, sino una gracia total de Dios que nos abre el corazĆ³n y lo hace capaz de vivir en la fe.

No olvidemos un detalle que puede llamarnos la atenciĆ³n: JesĆŗs quiso decir a los cristianos que Ɖl estaba tambiĆ©n en todos aquellos por quienes ofreciĆ³ su vida y los salvĆ³. Era el lenguaje propio de JesĆŗs, un lenguaje vivo, total, hasta llegar al corazĆ³n. No nos quede extraƱa la pregunta de JesĆŗs, casi un reto: ĀæcĆ³mo vamos a comprar pan para que coman estos? Unos y otros respondieron a su estilo: los que no querĆ­an comprometerse
respondieron a su estilo: los que querĆ­an comprometerse dijeron que el asunto era serio… ĀæCuĆ”l serĆ­a hoy nuestra respuesta? Tal vez, podrĆ­amos entrar en nosotros y descubrirnos si somos personas que nos gastamos el tiempo en ā€œcosas superficiales y en gozar de la vida, dejando de lado, todos los problemas de la realidad…ā€.

Vivir con la condiciĆ³n de ser un cristiano abre un presente y un futuro con la fortaleza de la gracia que Dios da a quien es capaz de orientar su vida desde un plano de fe y con la condiciĆ³n de tener conciencia de la gracia recibida de Dios. He aquĆ­ una cuestiĆ³n que tiene importancia para un creyente: buscar en lo creado la imagen de lo divino.

Cabe decir, que en ese diario caminar, muchos de los que nos llamamos creyentes no encontramos a Dios en los signos del tiempo y de la historia, y, lo que es peor, ni siquiera creemos en esa realidad divina que estĆ” ahĆ­, precisamente ahĆ­, y que es el Ćŗnico protagonista. Y, somos nosotros, los que vivimos, quienes estamos llamados a ser testigos de la presencia divina en el mundo.

Para esto, no hacen falta palabras ni grandes puestos; basta mirar limpiamente y trascender hacia lo mĆ”s profundo de sĆ­ mismo para encontrar al Dios que nos estĆ” esperando dentro de nosotros mismos (san AgustĆ­n). Y, somos nosotros, las personas de hoy, que, siendo agradecidos a Dios, que nos hace vivir ā€œeste momento oportunoā€, enseƱemos a los demĆ”s cĆ³mo puede descubrirse la presencia de Dios en todo. BastarĆ­a con amar a Dios sobre todas las cosas; lo demĆ”s…, vendrĆ­a por aƱadidura.

La vida no es solamente para pasos propios: nos habla de vida como don de Dios, de sufrimiento como signo de fortaleza y perseverancia; nos pone en presencia a nuestra realidad, antes de nada, que todo es don de Dios y que, desde antes tenemos que creer que el SeƱor es antes que nosotros. Es preciso que dejemos de lado el ā€œyoā€ y seamos capaces de sentir la bondad de Quien nos dio la felicidad verdadera del ser y del vivir siempre con Ɖl.

Imanol LarrĆ­naga OAR

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