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Un nuevo 16 de julio en Cuba

Los agustinos recoletos de la misión de Cuba celebraron con el pueblo de Banes la fiesta patronal de Nuestra Señora del Carmen tras la pandemia.

Como huracán que ha perdido fuerza y permanece como tormenta tropical, el COVID-19 continúa en Cuba sigue, pero las vacunas han reducido su peligrosidad y se le ha perdido el miedo. Esto facilita el reinicio de la catequesis y de las actividades pastorales. Por fin, al cabo de dos años, se han podido celebrar las fiestas patronales de Báguanos, Rio Seco, Macabí y Antilla con motivo de la festividad de Nuestra Señora del Carmen.

En Antilla, la imagen de la Virgen del Carmen procesionó junto al pueblo por el parque central. En esta parroquia se confirmaron diez jóvenes; cinco de ellos forman parte del grupo juvenil. Las celebraciones no son muy concurridas, pero sí emotivas y muy vivas. En Báguanos y en Tacajó se confirmaron también 28 personas con motivo de la festividad de la patrona del mar. Los cubanos son muy religiosos y devotos, especialmente de la Virgen de la Caridad.

En la comunidad de Banes permanecían tres religiosos: Noé Servín, Julián Vallejos e Ismael Xuruc. El 15 de junio se incorporó Miguel Miró, dispuesto a colaborar en la misión después de dieciocho años en el gobierno de la Orden. El anterior prior general celebra en las comunidades dispersas, bautiza y hasta acompaña la incipiente fraternidad seglar de Banes. Según dice, lo que más le sorprende es la religiosidad y la alegría de los cubanos, el fervor a la Virgen de la Caridad y la paciencia que tienen ante adversidades como apagones diarios de seis horas, falta de abastecimiento de carburante, alimentos y medicinas. 

Esta semana, desde Filipinas, se incorpora un nuevo religioso a la misión: Keneth Pahamutanh Bersabe, religioso de la Provincia San Ezequiel Moreno. Todos los religiosos agustinos recoletos son párrocos: en Banes, Báguanos, Tacajó y Antilla. En todos estos lugares, los fieles conocen a toda la comunidad religiosa, si bien es un mismo religioso el que atiende con asiduidad cada población. Como en otras partes, también aquí es admirable la labor de los laicos comprometidos y responsables en cada parroquia, pero la mies es mucha y los obreros son pocos para llegar a los católicos alejados de la Iglesia.

No es fácil conseguir piezas para tener un vehículo en condiciones. Las parroquias están en un área pastoral de más de 200 Km2 y una población de más de 150.000. El Consejo general aprobó la compra de un coche fabricado en 1959, que a los pocos días, además de otros desajustes, tenía roto el eje del motor. Los misioneros confían en la ayuda de san José para que, con el cambio de motor, sea rápido y seguro poder llegar a las diferentes parroquias.

Ahora, la misión se prepara para arrancar con más fuerza y ánimo el nuevo año pastoral que, como siempre, es inaugurado con la celebración de la fiesta de la Madre de todos los cubanos, la Virgen de la Caridad del Cobre, cuya solemnidad es el 8 de septiembre.

Ismael Xuruc OAR

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