Secretariado de Espiritualidad y Formación | Te contamos

Escuchar, dialogar, discernir, compartir y caminar

Una treintena de religiosos de diferentes provincias y países realizaron juntos los ejercicios espirituales de forma especial en un ambiente de auténtica familia.

Los religiosos agustinos recoletos realizan al menos una vez al año sus ejercicios espirituales, en los que dedican tiempo a parar y dedicar varios días a adentrarse en su interior. Sin embargo, no suele ser normal que estos ejercicios reúnan a religiosos de las cuatro provincias y de múltiples países, desde Asia a América, pasando por Europa. Desde el 22 al 26 de agosto, más de 30 religiosos participaron en un retiro muy especial en Guadarrama (Madrid). 

Participaron en los ejercicios el grupo de ocho religiosos que recientemente ha realizado el curso de preparación para la profesión solemne, así como los agustinos recoletos que acompañan el curso de preparación, los diecisiete profesos simples de los teologados de Las Rozas y Monachil, y algunos religiosos más que residen en España. Nieves Mari Castro, superiora general de las Misioneras Agustinas Recoletas (MAR), fue la encargada de dirigir los ejercicios, en los que, de la mano del libro de los Hechos de los Apóstoles y de los comentarios de San Agustín, se profundizó en cinco verbos sinodales: escuchar, dialogar, discernir, compartir y caminar.

En un ambiente de silencio y fraternidad, en el que estuvo muy presente la oración ante Jesús Sacramentado, cada uno desde el momento vital en el que se halla, pudo tener un tiempo especial de encuentro con el Señor y de discernimiento. La hermana Nieves Mari, además de brindar las principales pautas para la reflexión y el trabajo personal, enriqueció la vivencia de los ejercicios con su experiencia como misionera agustina recoleta, sugiriendo algunas interrogantes que los religiosos y las comunidades deberían hacernos en su caminar. Para ello, se valió de algunos fragmentos del informe presentado por el Prior general para el 56º Capítulo general de la Orden y de algunos textos del programa de Formación permanente.

El último día de los ejercicios culminó con un momento de acción de gracias comunitaria ante el Santísimo y con la celebración de la Eucaristía. Después de estos días de compartir silencioso y de revitalización personal y comunitaria, los religiosos retornaron a sus comunidades con el corazón movido por la Palabra de Dios y por la profundidad de San Agustín, cuyas palabras han hecho suyas en la oración: “Haz, Señor, que caminemos juntos por los senderos que conducen a ti, respetando el ritmo y el paso que cada uno pueda tener” (s. 306B, 2).

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