Las Misioneras Agustinas Recoletas celebran el 75º aniversario de su elevación a congregación religiosa, tomando el pasado como referencia y caminando hacia el futuro con esperanza.
Desde enero de 2021, las Misioneras Agustinas Recoletas están celebrando el 75º aniversario de su elevación a congregación. Fue el 18 de enero de 1947, cuando el papa Pio XII, mediante decretum laudis, elevó de rango el instituto religioso que había empezado una década atrás. Hoy, las primeras monjas de clausura, que decidieron responder a la llamada de Mons. Ochoa y acudir a la misión de China, siguen siendo referentes para las misioneras agustinas recoletas.
«Son referentes de vida evangélica, de consagración y de un amor apasionado al Señor», asegura Nieves María Castro, superiora general de la Congregación. Durante este año, las religiosas en todo el mundo han tenido la oportunidad de mirar atrás, «volver a los orígenes», para seguir dando pasos en un camino de esperanza –tomando como referencia el lema de este aniversario, ‘Caminando con esperanza’–. «Con la misma pasión que ellos vivieron la misión, en el hoy de nuestra vida vivirla, no perder la pasión por el Evangelio», dice.
Tomando como referencia los inicios de este camino, las Misioneras Agustinas Recoletas quieren seguir recorriendo su camino, mirando al futuro con esperanza. El lema elegido para este importante aniversario tiene una explicación en el contexto actual de sinodalidad que vive la Iglesia. Asegura la madre general que «no somos islas, somos Iglesia». El camino recorrido no es individual sino con toda la Iglesia. La esperanza, asimismo, es la virtud «que nace del amor a Dios y permanece en nosotros». La Congregación desea seguir viviendo con esperanza, pese a las dificultades.
Misioneras, agustinas y recoletas
Cada una de las palabras que conforman su nombre tienen un sentido profundo. «Como misioneras, estamos llamadas a potenciar nuestro bautismo y estar disponibles para la misión», explica Nieves María Castro. La misión fue el origen de la Congregación y hoy sigue siendo el objetivo principal de las religiosas que conforman esta familia.
«Como agustinas llevamos la espiritualidad agustiniana, viviendo en comunidad», indica. Por eso, la misión se proyecta desde la comunidad y es ésta misma el primero de los retos evangelizadores de las misioneras.
Todo esto brota desde la misma Recolección, como explica la superiora: «Vivir la interioridad y la unión vital para poderlo transmitir a los demás». El amor es el hilo que hilvana todo esto: «Difundir el amor de Cristo que nosotras vivimos en nuestro corazón».