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«Aprender a amar es el objetivo que tenemos todos los días»

El agustino recoleto Mons. Francisco Javier Acero pidió seguir «caminando juntos» en su ordenación como obispo auxiliar de México.

Ante su querida imagen de la Virgen de Guadalupe, fray Francisco Javier Acero fue ordenado obispo el pasado 18 de noviembre. El religioso, que ejercerá como obispo auxiliar de la Arquidócesis Primada de México, recibió la ordenación episcopal de manos del Cardenal Carlos Aguiar Retes en la Basílica de Santa María de Guadalupe.

El nuevo prelado estuvo acompañado de numerosos agustinos recoletos de distintas partes del mundo; entre ellos, el Prior general, fray Miguel Ángel Hernández. Junto a Mons. Acero estuvieron en todo momento fray Francisco Javier Monroy y fray Joseph Shonibare. Actuaron como obispos co-ordenantes Mons. Joseph Spiteri, nuncio apostólico de Su Santidad en México, y el obispo agustino recoleto Mons. Carlos Briseño.

Tras asumir su nuevo encargo en la Iglesia, invitó a los sacerdotes y laicos de México a seguir «caminando juntos, esperando y sembrando en vistas a resultados a largo plazo, viviendo la fraternidad». En este sentido, mencionó una palabra común en algunas partes del país: acercanza. «Un término que nos ayuda a ir más allá de una proximidad física, a dar un paso para tener una proximidad afectiva», explicó. «Aprender a amar -dijo- es el objetivo que tenemos todos los días; por favor no lo desperdiciemos». En este sentido, recordó al Tata Vasco, san Ezequiel Moreno y san Rafael Guízar y Valencia, «testimonios de gran proximidad afectiva, de acercanza al pueblo de Dios».

Asimismo, tras la ceremonia de su consagración episcopal, también hizo suyas las palabras de Mons. Luis María Martínez, antiguo arzobispo de la Ciudad de México, quien señalaba que «para llegar a Dios hay que subir, pero la paradoja consiste en que el secreto para subir es bajar». «Por eso necesito oración, para ser cercano con todo el pueblo de Dios: hermanos, nos une el Evangelio, el compromiso de acompañar a los más vulnerables de la sociedad», aseguró Mons. Acero.

También quiso tener palabras de agradecimiento para su familia y para los religiosos agustinos recoletos, «hermanos de corazón que se desviven por crear comunión y unidad». «El amor desarmado y desarmante de Jesús me invita a acoger la misericordia y ser misericordioso con los más débiles de nuestra sociedad. Así lo comparto hoy, delante del pueblo santo y fiel de Dios, y ante la imagen de nuestra querida Virgen de Guadalupe: misericordia pido, misericordia quiero», concluyó el prelado. 

Por su parte, el Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México, le recordó al nuevo Obispo Auxiliar que fue elegido entre los hombres y puesto al servicio de ellos entre las cosas de Dios. «El episcopado es un servicio, no un honor, por ello el Obispo debe, ante todo, vivir para los fieles y no solamente presidirlos; el que es mayor, según el mandato del Señor, debe aparecer como el más pequeño y el que preside, como el quien sirve», señaló el Arzobispo al hacer su reflexión en torno a la palabra y el ministerio episcopal.

De la misma manera, lo convocó a proclamar la palabra del señor con ocasión y sin ella, y en el sacrificio eucarístico pedir abundancia y diversidad de gracias para que el pueblo que le fue encomendado participe de la plenitud de Cristo.

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