A TODA LA FAMILIA AGUSTINA RECOLETA
Que el Dios de la esperanza colme nuestros corazones de alegría y paz.
Estimados hermanos y hermanas:
Se aproxima el día de la Recolección Agustiniana, 434 años del nacimiento de nuestra familia y por lo tanto una oportunidad y motivo importante para recordar, reflexionar, agradecer y celebrar. Como cualquier familia tenemos una historia que se ha ido abriendo paso entre luces y sombras, una historia que es siempre maestra y de la que tenemos mucho que aprender; una historia que no debe ser nunca pretexto para no avanzar o caer en el inmovilismo, en la rigidez o en la cerrazón del corazón, porque el Señor hace nuevas todas las cosas (cf. Ap. 21,5) y nos sigue llamando siempre, pero especialmente en este tiempo de Adviento, a abrir surcos y caminos y a roturar tierras para que germine entre nosotros, la novedad de Dios.
La Recolección no puede perder la valentía y la libertad que vivió en sus orígenes. La definición quinta del capítulo de Toledo, que dio inicio a la Recolección decía: no queriendo oponerse al Espíritu Santo, determinamos… Los padres de aquel capítulo de la Provincia agustiniana de Castilla actuaron con libertad, fueron capaces de tomar una decisión valiente y de acoger las sorpresas de Dios; fueron capaces de no silenciar el ruido que hace el Espíritu cuando se manifiesta en la Iglesia. Pido a toda la familia agustino-recoleta: frailes, monjas, religiosas, Fraternidades seglares, JAR, Madres Mónicas y colaboradores laicos de nuestros ministerios, que no resistamos al Espíritu Santo, como no resistieron nuestros padres fundadores. Así como Dios ha tenido la creatividad de crear el mundo, de la misma manera sigue teniendo la creatividad de crear cosas nuevas todos los días y de seguir sorprendiéndonos. Y ese no resistir al Espíritu del Señor exige de cada uno de nosotros buenas dosis de docilidad y de sintonía con ese mismo Espíritu, para saber interpretar sus gemidos y secundar sus insinuaciones. La resistencia al Espíritu mata la alegría, la esperanza y la fidelidad y destruye el carisma. Nuestro carisma, como decía Vicente de Lerins, un santo Padre francés del siglo V hablando de las verdades de la Iglesia, se consolida con los años, se desarrolla con el tiempo y se profundiza con la edad. En palabras más actuales podemos decir análogamente con el Papa Francisco, que no se puede conservar el carisma sin hacerlo progresar. El carisma está vivo, progresa y crece, y eso es algo que los hombres no podemos detener.
Otra característica del movimiento recoleto fue la insatisfacción o, mejor dicho, el inconformismo. No todos los frailes agustinos estaban contentos con la vida cómoda y rutinaria que se iba extendiendo por la sociedad del siglo XVI y que se estaba infiltrando en los conventos, dando lugar a la acomodación, la relajación en la pobreza, la búsqueda de privilegios y exenciones y el descuido de la oración, lo que hizo que se resintiera bastante el ideal de la vida fraterna. Pero había un grupo de insatisfechos, de inconformistas, que buscaban con ansia la santidad perfecta, que observaban la Regla y las Constituciones con todo rigor, vivían en pobreza extrema, tenían una oración intensa y continua, y eran apóstoles ardientes en la misión. Su vida era denuncia y testimonio.
El inconformismo está en la esencia de la Recolección porque está también en la esencia del evangelio: No os acomodéis a este mundo, antes transformaos con una mentalidad nueva, para discernir la voluntad de Dios, lo que es bueno y aceptable y perfecto (Rm, 12,2-3). En medio de una sociedad que busca arrastrarnos con sus ideologías y que quiere imponernos su pensamiento único, los cristianos tenemos la obligación de ser inconformistas: inconformistas con la mediocridad, inconformistas con unas relaciones interpersonales superficiales, inconformistas con la mentalidad de lo descartable y de lo light, inconformistas con la polarización que estamos sufriendo entre derechas e izquierdas, buenos y malos, progresistas y conservadores; inconformistas con la falta de respeto al que no piensa como yo, inconformistas con el modelo de familia y de moral que nos quieren imponer e inconformistas con la relativización de absolutamente todo. El inconformismo evangélico y recoleto es constructivo, se fundamenta en el amor y está llamado a ser profético.
Celebramos este 434 aniversario de la Recolección en el marco de la clausura del IV centenario del primer capítulo general de los Agustinos Recoletos en noviembre de 1621 en el convento de Madrid. A partir de este capítulo histórico, la recién creada Congregación de Recoletos, entre otras cosas, consolida el espectacular crecimiento que tuvo en apenas 33 años, se organiza en cuatro Provincias, gana en autonomía y se dota de instrumentos necesarios para su buen funcionamiento: Constituciones, Ritual, etc. Cuatrocientos años después, la Orden recoleta se vuelve a organizar nuevamente en cuatro provincias. Dentro del año del centenario se han celebrado el capítulo general y los cuatro capítulos provinciales. Capítulos que han sido un momento para ejercer la sinodalidad en toda la Orden, un momento de gracia y de paso de Dios por nuestra familia. Como decía Fr. Miguel Miró, prior general en la apertura de este IV Centenario, estamos arraigados en la historia, pero, confiando en la fuerza del Espíritu, queremos responder a lo que el Señor nos pide, a los signos de los tiempos y a lo que el pueblo de Dios espera de nosotros. Echemos un vistazo a estos 400 años, y tratemos de sacar propuestas de vida y esperanza para el futuro.
Aprendamos de nuestra historia recoleta a ser valientes, a dejarnos conducir por el Espíritu del Señor, sin resistencias, abiertos a las sorpresas de Dios y no conformándonos a este mundo, sino que con docilidad y audacia sigamos encarnando y viviendo este carisma recoleto, actualizándolo en las diferentes formas de vida y vocación, pero siempre con la autenticidad que caracterizó al movimiento recoleto. Y que el Señor que comenzó en la nosotros esta obra buena, Él mismo la lleve a término.
Roma, 1 de diciembre de 2022.
Fr. Miguel Ángel Hernández Domínguez OAR
Prior general